Artículo de Revisión

Las boticas del mar. Inventarios de boticas embarcadas en la carrera de Indias

The pharmacies of the sea. Inventories of boticas embarked on the race to Indias

An Real Acad Farm Año 2022. Volumen 88 Número extraordinario. pp. 693-702 | DOI: https://doi.org/10.53519/analesranf.2022.88.05.30

Sección: Historia de la farmacia

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Cecilio J. Venegas Fito, Raquel C. Cueli Trelle y Antonio Ramos Carrillo. The pharmacies of the sea. Inventories of boticas embarked on the race to Indias. ANALES RANF [Internet]. Real Academia Nacional de Farmacia; An. Real Acad. Farm. · Año 2022 · volumen 88 · número 05:693-702.


Cecilio J. Venegas Fito, Raquel C. Cueli Trelle y Antonio Ramos Carrillo. The pharmacies of the sea. Inventories of boticas embarked on the race to Indias. ANALES RANF [Internet]. Real Academia Nacional de Farmacia; An. Real Acad. Farm. · Año 2022 · volumen 88 · number 05:693-702.

RESUMEN:
Con el inicio del Renacimiento aconteció un despertar en la sociedad europea experimentando cambios de crecimiento personal y forma de vida junto con inquietudes científicas que se traducen en la búsqueda de nuevos territorios, como en este caso: la Colonización de América. Esta supuso una revolución botánica con la introducción de nuevas plantas, drogas y fármacos a la terapéutica de las enfermedades de España del siglo XVI, que seguía hasta ese momento una farmacoterapia fundamentada en el galenismo, completada con los remedios de Paracelso y del mundo oriental, lo cual es constatable en los inventarios analizados. Estos inventarios incluyen además de los simples y compuestos utilizados, lo que ahora denominaríamos material sanitario como clísteres y orinales, siendo de ayuda para vislumbrar las aplicaciones de las terapias y de los fármacos. Por otro lado, podemos observar la presencia de las drogas de procedencia americana como el ruibarbo de Indias, la cañafístula y el drago.
Las diferentes expediciones se encuentran en un marco histórico con un mismo denominador en común, la búsqueda de especias y oro, el comercio, aunque asimismo incluimos la instalación de una farmacia oficial en Puerto Rico.
Los inventarios analizados de los remedios embarcados en las flotas en estas travesías son: el inventario de la expedición de Juan de Aguado de 1495, la expedición de Pedrarias Dávila en 1513, el inventario de Fray Luis de Figueroa en 1516, el inventario de Hernando de Torres en 1512 y, por último, el inventario de los remedios embarcados en la expedición de Magallanes – Elcano. Todos de gran interés, la importancia de la primera vuelta al mundo pone en valor ese inventario. Por su parte, la institucionalización de las farmacias en América comenzó con el boticario sevillano Hernando de Torres y su llegada a Puerto Rico en 1512, este inventario incluía instrumentos clásicos del arte farmacéutico como morteros y balanzas, especias y medicamentos variados en formas farmacéuticas como ungüentos y jarabes.

Palabras clave: América; inventario; boticas; Indias

ABSTRACT:
With the beginning of the Renaissance, an awakening occurred in European society experiencing changes in personal growth and way of life along with scientific concerns that translate into the search for new territories, as in this case: the Colonization of America. This was a botanical revolution with the introduction of new plants, drugs and drugs to the therapeutics of the diseases of Spain of the sixteenth century, which followed until then a pharmacotherapy based on Galenism, completed with the remedies of Paracelsus and the oriental world, which is verifiable in the inventories analyzed. These inventories include, in addition to the simple and compounds used, what we would now call medical equipment such as clisters and urinals, being helpful to glimpse the applications of therapies and drugs. On the other hand, we can observe the presence of drugs of American origin such as Indian rhubarb, cane and dragon tree.
The different expeditions are in a historical framework with the same common denominator, the search for spices and gold, trade, although we also include the installation of an official pharmacy in Puerto Rico.
The inventories analyzed of the remedies embarked on the fleets on these voyages are: the inventory of the expedition of Juan de Aguado of 1495, the expedition of Pedrarias Dávila in 1513, the inventory of Fray Luis de Figueroa in 1516, the inventory of Hernando de Torres in 1512 and, finally, the inventory of the remedies embarked on the expedition of Magellan – Elcano. All of great interest, the importance of the first round the world puts in value that inventory. For its part, the institutionalization of pharmacies in America began with the Sevillian apothecary Hernando de Torres and his arrival in Puerto Rico in 1512, this inventory included classic instruments of pharmaceutical art such as mortars and scales, spices and varied medicines in pharmaceutical forms such as ointments and syrups.

Keywords: America; inventory; apothecaries; Indies


1. INTRODUCCIÓN

Se nos ofrece hoy en día, a través del feliz nonagésimo aniversario de la revista Anales de la Real Academia Nacional de Farmacia, la posibilidad de colaborar en el número extraordinario conmemorativo.

Nuestra participación tiene que ver con nuestra actual línea de investigación en relación con la botica y los boticarios, la Historia de la Farmacia y de la Terapéutica, en el primer tiempo histórico de las exploraciones y descubrimientos realizados por los españoles en América. Desde la disciplina de la Historia de la Farmacia de la Facultad de Farmacia de Sevilla debemos tener una especial vinculación con la cuestión aunque, naturalmente, éste es un tema que había sido ya transitado . En particular José Luis Valverde con sus catálogos de documentos de interés histórico – farmacéutico conservados en el Archivo General de Simancas, Navarra y Sevilla, este último con la colaboración de Josefina Hidalgo, y otros con Carmen Marín, Mercedes Fernández Carrión y otros. Ahora, los medios de búsqueda automatizada y la digitalización de bibliotecas y archivos ponen a nuestro alcance mayores posibilidades de búsqueda documental y trabajos previos sobre esta materia.

Particularmente, también con ocasión del Quinientos Aniversario del primer viaje de circunnavegación llevado a cabo por la Armada de Magallanes y Elcano, hemos publicado el único libro registrado sobre esta materia aún en la avalancha de obras que han salido de diversas editoriales a este respecto (1). La Expedición de Magallanes y Elcano ha sido punto de atención difusiva para muy diversos soportes y medios de comunicación, y nos pareció una buena ocasión de estar presentes con aportes sobre la Historia de la Farmacia en estos años. Además, el inventario en las embarcaciones resulta una pieza importante en relación con el conocimiento sobre la terapia de la época examinada.

En este mismo orden de acontecimientos, nos hemos hecho eco, conjuntamente con el estudio del botiquín de a bordo, de aquellos que partieron a las Indias (2) para ejercer el entonces oficio de boticario en las tierras recién descubiertas. Una de las boticas que analizaremos estaba destinada a su vez a la fundación de un hospital en Santa María la Antigua del Darién, hecho que finalmente no tuvo lugar, y otra incumbe al registro del inventario del primer boticario establecido con los oportunos requerimientos legales en el Nuevo Mundo en Puerto Rico.

Para la consecución de nuestro objetivo, seguiremos también muy de cerca, respecto a las boticas embarcadas en flotas, una relación pormenorizada que nos proporciona Ladero Quesada (3), y que describe algunas de ellas en buques pertenecientes a varias de las numerosas expediciones y viajes de los habidos en el s. XV, y el primer cuarto del s. XVI, o sea, hasta la expedición de Magallanes y Elcano. Con todo lo descrito, disponemos así de la relación basada en la documentación examinada por Ladero (4) y previamente por la investigadora inglesa Alice Gould en los primeros años del s. XX.

Nuestro estudio detallado de la documentación sobre los remedios embarcados en las expediciones nos permite aportar analogías, concordancias y diferencias, a la búsqueda de incrementar el conocimiento sobre el particular. Aunque el literal de los inventarios es conocido, es novedoso nuestro aporte al hacer un estudio comparativo entre ellos.

2. MATERIAL Y MÉTODO

Hemos partido de la búsqueda de las fuentes históricas primarias conservadas en el Archivo General de Indias de Sevilla. Estos se han consultado de manera digital a través del Portal de Archivos Españoles (PARES). Asimismo, hemos completado la investigación con libros, artículos científicos, o comunicaciones científicas en Congresos.

Los puntales claves analizados son una serie de cinco inventarios de materiales y productos de botica que se encontraban inmersos en los diversos viajes, como son: la expedición de Juan de Aguado de 1495, la expedición de Pedrarias Dávila en 1513, el inventario de Fray Luis de Figueroa 1516, el inventario Hernando de Torres en 1512 para Puerto Rico y, por último, los remedios embarcados en la primera circunnavegación de la tierra por Magallanes – Elcano en 1521. Tras su examen, se ha confeccionado una exhaustiva tabla Excel para sacar conclusiones de una forma transversal y fluida, todo ello soportado como es lógico con un estudio bibliográfico ad hoc.

3. DISCUSIÓN

La historia de las primeras exploraciones españolas al Nuevo mundo habidas a caballo del s. XV y XVI, pasa por los siguientes nombres sobradamente conocidos: Cristóbal Colón, Alonso de Ojeda, Diego de Lepe, Alonso de Ojeda, Pedro Alonso Niño, Vicente Yáñez Pinzón, Diego de Lepe, Alonso Vélez de Mendoza, Rodrigo de Bastidas, Alonso de Ojeda, Nicolás de Ovando, Diego de Nicuesa, Diego Velázquez de Cuéllar, Juan Ponce de León, Juan Díaz de Solís y – tras la muerte de este – su cuñado Francisco de Torres, Francisco Hernández de Córdoba, Juan de Grijalva, Hernán Cortés, hasta finalmente Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano a la muerte del primero.

Cada una de estas expediciones, y otras, tuvieron un denominador común: especias y oro, o por el contrario, oro y especias. Fueron estas las dos obsesiones (5) para el retorno económico de las expediciones, las cuales eran a tercio de tipo militar, económico y religioso. Así lo indican las prosas concisas, tersas y elegantes de los Cronistas de Indias, las de Fernández de Oviedo, Bernal Díaz del Castillo o de López de Gómara.

Respecto al oro es bien conocida la recomendación de Fernando II de Aragón: “Logra oro, humanamente si es posible. Pero consigue oro a cualquier precio”. También se debe a Fray Bartolomé de las Casas la cita que indica que:
“Cundiera la fama de que se pescaba oro en Tierra Firme y para ir a pescarlo casi toda Castilla se movió”.

De esta forma (6), podemos leer en cualquiera de las crónicas de Indias:
“Tomaron seiscientas personas, discurrieron por la costa, pensando rescatar oro; entraron en el golfo de Urabá, y en un arenal halló Juan de la Cosa oro, que fue lo primero que de allí se presentó al rey. Llevaban muy llenos de gente los navíos; dieron vuelta a Santo Domingo, que ni hallaban rescate ni mantenimiento”.

De otro lado, las especias tenían un precio desorbitado en cualquiera de las Ferias de Castilla, usándose como moneda de trueque y llegando a afirmarse de un hombre rico que era “una bolsa de pimienta”. El sobre valor alcanzado (7) por la especiería en su transporte entre las Molucas y Sevilla llegó a cifrarse en 70 veces.

Y es que es en la conquista de las “Islas de las Indias”, o su paso hacia ellas posteriormente, cuando Núñez de Balboa en 1515 contempla desde la cordillera del Darién el mar que existe al otro lado, cuando los españoles dejan de pensar en América como un conjunto de islas sueltas. Comprenden entonces que se trata de un continente y buscan con afán el paso que habría de conducirlos al Oriente milenario.

Colón se había hecho a la vela buscando agrandar Castilla en tierras y mar. Y con él la larga saga de tripulaciones, hombres y preparos. Magallanes y Elcano completan la aventura, logrando llegar, con el concurso de Cortés y Pizarro, al doble objetivo pretendido en el plano económico. “Oro y especiería” se pregonaba (8) en los banderines de enganche de las costas sur de España para enrolarse en las expediciones. En ellos se prometía “el tintineo de los doblones y el esplendor de las especias”.

A la búsqueda de todas esas riquezas fabulosas y, para ensanchar los límites de la conquista de almas para Dios y la religión católica, se fueron aparejando naves y la Corona se echó al mar. Pero no solamente ocurrió un hecho social y económico, en palabras de Marañón (9) “los españoles fuimos a América con un ansia de aventura, codicia y lucro, pero en mayor medida para conocer”. Fruto de ese anhelo, de esa ambición de conocimiento, fue el relevante incremento que las plantas americanas supusieron para la terapia de Occidente (10).

Fue un tiempo para el que Pedro Mártir de Anglería acuñó su conocida frase “Nihil jam Hispania Ardum”, que vertido al romance dice: “Para España no hay ya nada imposible”.

Así las cosas, nos corresponde hoy seguir intentando implementar y aunar conocimientos sobre el aspecto que nos compete, ya que la historia de la Farmacia (11) puede ser definida como “todo lo concerniente a los aspectos profesionales, en sus vertientes institucionales, corporativas, sociológicas, económicas, legales, culturales, biográficas o bibliográficas y todo lo tocante al sustento científico y tecnológico de su actividad, en tanto tenga relación, directa o indirecta con el diseño y la elaboración de los medicamentos o con las aspiraciones del ser humano enfermo respecto a la virtud curativa de los fármacos”. Y es que todas las expediciones, al ser participadas en gran medida por la Corona, nos han dejado un importante rastro documental visible en los archivos españoles, particularmente en los legajos pertenecientes a la Casa de Contratación conservados en el Archivo de Indias, como ya hemos puesto de manifiesto.

Podemos tener conocimiento de la concomitancia de los medicamentos con las exploraciones y viajes desde el primer viaje de Colón, con la aparición de la almáciga (12):
“Estando así vino el contramaestre de la Niña a pedir albricias al Almirante porque había hallado almáciga, mas no traía la muestra porque se le había caído. Prometióselas el Almirante y envió a Rodrigo Sánchez y a Maestre Diego a los árboles y trajeron un poco de ella, la cual guardó para llevar a los Reyes y también del árbol; y dice que se conoció que era almáciga, aunque se ha de coger a sus tiempos, y que había en aquella comarca para sacar mil quintales cada año”.

No obstante lo anterior, no será nuestra misión hoy detenernos en el descubrimiento y explotación de las plantas medicinales americanas, de cuyo uso y virtudes hace relación el poeta Castellanos en su Elegía de varones ilustres de Indias:

“Que de yerbas halló grandes secretos
Con cuya propiedad a la contina
Obraba salutíferos efectos”
O también Castillejo:
“Guayaco si tu me sanas
Y sacas de estas pendencias
Cantaré tus excelencias
Y virtudes soberanas
Dulcemente…”

Sino, por el contrario, en lo que guarda relación con los botiquines estibados para uso en las propias naos o en las factorías y fuertes de las primeras poblaciones.

Nuestro primer documento a analizar se encuentra incluido en la documentación de referencia que formaba parte de la expedición capitaneada por Juan Aguado (13) (nº 1 en la relación de Armadas antedicha). En palabras de Arranz Márquez, “Aguado, capitaneando cuatro carabelas bien surtidas de trigo (14), cebada, bizcocho, vino, vinagre, aceite, tocino, queso, pescado seco y habas salió del puerto de Sevilla el 5 de agosto de 1495 y llegó a la Isabela en el mes de octubre”. A continuación facilitamos un fragmento de la transcripción de este inventario:


“Enplasto de diageminis, 12 onzas, a 70 m. la libra
Costra çidra, 11 libras y 2 onzas, a 46 m. la libra
Sen (o mien), 1 libra, a 100
Tamarindos, 3 onzas, a 10 la onza
Turbití, 3,5 onzas, a 31 la onza
Adzarí, 2 onzas, a 10 la onza
Sangre de drago de gota, 2 onzas, a medio real la onza
Coloquetida, 8 onzas, a 350 la libra
Asafetida, 4 onzas, a 6,5 la onza
Cera pini, 2 onzas, a 62 la onza
Ruybarbaro, 2 onzas, a 186 la onza”
[…]


La transcripción (15), de Ladero Quesada de esta botica enviada en 1495 nos implementa la adquisición de los simples y compuestos tratados por el Maestre Jerónimo.
Por el mismo investigador, también sabemos de la existencia de otro inventario de botica en la expedición de Nicolás de Ovando que partió de Cádiz en 1502 y que transportaba no menos de dos mil quinientas personas a modo de colonos. La flota estaba compuesta por 32 embarcaciones hacia La Española, siendo la Armada más grande hasta la fecha con destino a Indias y estuvo sufragada esencialmente con capital privado.

A partir de ese momento, como el caso de Diego Colón en 1509 (16), siguieron sucediéndose expediciones que arribaban a Indias con las características propias y otras comunes que introdujimos en el principio de este artículo.

Ahondamos ahora en los pormenores de otro documento de botica. Se trata del que puso de manifiesto Mena en su documentado trabajo en torno a la Expedición de Pedrarias Dávila a Castilla del Oro en 1513 (17), y que figura como nº 19 en la relación de Armadas que propone Ladero y de cuyos gastos tomó nota el Tesorero de la Casas de Contratación Sancho de Matienzo el mismo año (18).

Para este inventario sí sabemos del boticario preparador y al físico encargado de hacer el seguimiento del viaje. Se trata del boticario Solórzano y del físico Barreda, que percibieron doce reales por su trabajo en el aprecio y examen de los géneros de la botica (19). Sobre Barreda, se le avala y recomienda para formar parte de la expedición (20) y de le dotan de doce mil maravedíes para ayudas de coste de su pasaje (21).

A continuación, transportamos un fragmento de este inventario que está la monografía de referencia y donde figuran las unidades para cantidades y el correspondiente precio en maravedíes:

“Emplastos (en libras)
Oxinozo 2 544
Granadei 2 320
Apostolicon 1
Degenis 7 952
Estomaticon 2 544
Diaquinilon – 50”
[…]

Adicionalmente a todo lo anterior, está documentada otra botica en el flete debido a Fray Luis de Figueroa y los frailes jerónimos que le acompañaron, que llevaron otra, en 1516 (nº 1446 de la cuenta de Matienzo). El fraile inició su aventura en el Nuevo Mundo el 20 de diciembre de 1516, cuando partió rumbo a La Española junto con otros dos compañeros, fray Alonso de Santo Domingo y fray Bernardino de Manzanedo. En esta ocasión para corregir los abusos detectados por el padre Bartolomé de las Casas por el poder de los encomenderos.

El inventario, que también referencia Ladero, se conserva, igual que los anteriores, en el Archivo General de Indias de Sevilla. Veamos un fragmento (Sic):
“Las cosas que se compraron de botica por mano de Geronimo Baron, boticario, son las siguientes:

5 azumbres de agua rosada, a 2 reales el azumbre (22) 340
13,5 libras de azúcar rosada 540
28 libras de carne de membrillo, a real la libra 952
Media libra de pimienta 50
Media libra de canela 210
Media libra de clavos 220
4 onzas de azafrán 150
4 onzas de jengibre 25”
[…]

Toca ahora hacer mención aquí al inventario de botica de la Armada de Magallanes (23), nº 23 en la relación de Armadas que expone Ladero (24). Los remedios de la expedición han sido estudiados a fondo por los autores Venegas Fito y Ramos Carrillo en una monografía específica. Los 70.000 kilómetros recorridos, y los 1.100 días de navegación nos hablan por sí solos de su importancia, en una expedición que, en palabras de Elcano, fue la primera en “recorrer y descubrir toda la redondez del mundo”. La expedición embarcó con provisiones para dos años, y las “cosas de botica” viajaron en la Trinidad, la nao capitana.

Así, para dar uniformidad al texto, ofrecemos al lector un breve párrafo de este inventario (Sic):
“Relaçion de las medicinas y conserbas y aguas y azeytes y laxativos y cordiales y synples y otras cosas que se conpraron de Johan Bernal boticario: Ungüentos: un bote de cada uno, con diversos pesos y precios, según el siguiente detalle:

Diaçianino 1 libra 14 onzas 170
Ungüento conservativo 2 libras 272
Diacatolicon 15 onzas 476
Diarodon 1 libra 200
Diafenicon 1 lib. 14 onz. 340” […]

 

Finalmente, descollamos ahora la botica del sevillano Hernando de Torres, considerado el primer boticario (25) llegado con Real Aprobación para establecerse con drogas, medicamentos y utillaje farmacéutico en América en la isla de Puerto Rico en 1512 (26). Ofrecemos a continuación un brevísimo fragmento del inventario (Sic):
“1 libra de ungüento estomaticon en 2 ts.; 4 libras de jarabe eupatorio en 1 po.; 4 libras de jarabes de raíces en 4 ts.; 4 libras de jarabe de arrayán en 4 ts.; 1 libra de jarabe de fumusterra en 2 ts.; 4 libras de miel rosada colada en 4 ts.” […]

De otro lado, están las drogas de procedencia americana que hacían el viaje de ida y vuelta, como el ruibarbo de indias (27), la cañafístula o el Drago (28), todas ellas anotadas por Monardes. Por la época estudiada no tienen presencia otras tres drogas americanas de enorme interés como la quina, la coca o el curare. Para el caso de la quina, habría que esperar la presencia de Juan de Vega, y su introducción de la planta procedente del Perú en 1640 (29).

4. RESULTADOS

Los simples vegetales más destacados en los inventarios de Aguado, Pedrerías Dávila y Figueroa en el marco de 1495 a 1516 son el azafrán, la pimienta, la canela, el clavo y el jengibre. Las especias, como es sabido, volvieron a España en el tornaviaje de Elcano pero ya se usaban y eran muy preciadas, de ahí el ahínco comercial en conseguirlas en la expedición de Magallanes y Elcano.

También la sangre de drago y el amoniaco se encontraba en tres de los inventarios inspeccionados: Aguado, Pedrerías Dávila y Hernando de Torres.

Desde el punto de vista pecuniario, hemos de subrayar dos simples vegetales de elevado precio; el ruibarbo y la escamonia, estando presente en la documentación de Aguado, Pedrerías Dávila y en el inventario de la botica de Hernando de Torres para Puerto Rico. Su importe por 1 libra de la escamonia corresponde a 1.125 maravedíes, y de ruibarbo a 4.500 maravedíes.

Por otro lado, las violetas se encontraban dentro de nuestros cinco inventarios examinados. La cantidad presente aproximada en común era de 1 libra equivalente a 450 gramos con un coste de 100 maravedíes por cada libra. Las rosas secas se encuentran en tres de nuestros cinco inventarios, fluctuando la cantidad entre 1 libra en dos de los inventarios y de 4 libras en el de Pedrarias Dávila. Por cada libra tenía un coste de 100 maravedíes.

Por último, resaltar en este apartado de los simples vegetales, el incienso (fumigatorio, en aceite se empleaba en reumatismo), adscrito a Pedrerías Dávila, Hernando de Torres y Magallanes-Elcano, con un importe de 80 maravedíes por libra de incienso. La cañafístula (Cassia fistula, purgante) que está presente en la expedición de Pedrerías Dávila, en el inventario de la botica Hernando de Torres y en la expedición de Magallanes – Elcano, con un precio de 200 maravedíes por cada libra.

Respecto a simples minerales, el alumbre de roca (sulfato doble de aluminio y potasio, contra las hemorragias) se encuentra en todos los inventarios, salvo en el de Figueroa, con un precio de 10 maravedíes por cada libra. Son altas las cantidades que se transportaban en las expediciones con una media de 6 libras, equivalente a 2700 gramos, si comparamos con otras especies vegetales o animales. Es llamativa la conserva de carne de membrillo presente en las cuatro expediciones en este formato ya que mejora la conservación evitando que se estropee, sobresaliendo de manera en la Pedrarias Dávila con 500 libras respecto al resto de expediciones.

En lo tocante a los medicamentos simples, resaltamos el aceite de almáciga (el aceite se hace a partir de la resina del lentisco, se emplea para fortificar las encías y perfumar el aliento) y el aceite de asensios (es el ajenjo, Artemisia absinthium). Ambos forman parte de los aceites más utilizados, después de estos, el aceite de eneldo (carminativo y anodino, se puede usar en fricciones), el de alcaparras, el de manzanilla (en fricciones para los dolores artríticos) y el rosado (aceite de rosas pálidas).

Los jarabes tenían una elevada presencia en los inventarios por su conservación y facilidad de dosificación del fármaco. Los más presentes son el jarabe de fumoterre (Fumaris officinallis; diurética y sudorífica), la miel rosada colada (a base de miel y zumo de las rosas. Para úlceras de la boca, en gargarismos o colutorio) y jarabe de asensios. En el inventario de la expedición de Juan de Aguado, se transportaban jarabes en grandes cantidades como los siguiente: el jarabe de menta composita con 12.5 libras, jarabe de escolopendra con 11 libras, jarabe aceitoso de cidra con 11 libras (Citrus medica. Según Jourdan, lleva corteza, aceite y zumo de cidra y azúcar. Es atemperante, estimulante y diurética). Por otro lado, en la expedición de Pedrarias Dávila también se hace presente los jarabes trasportados en altas cantidades como: jarabe de eupatorio (para la flema), jarabe de arrayán (lleva flores de arrayán o mirto), jarabe de borrajas (se usaba como diaforético) y jarabe de cantueso (lleva espigas de cantueso), entre otros. Todos ellos con una media de 10 libras equivalente a 4500 gramos, y con un precio aproximado de 400 maravedíes cada uno.
Insistir en los más repetidos en nuestros inventarios, la miel rosada colada tuvo una fluctuación en sus cantidades presentes en las diferentes expediciones en nuestro estudio como observamos a continuación en la tabla 1.


Tabla 1. Relación de cantidades en libras de miel rosada colada durante las distintas expediciones.


 

Los polvos y emplastos están menos presentes en los inventarios, siendo el más destacable el polvo de diamargaritón frígido (lleva perlas. Sirven para fortificar el corazón, cabeza y estómago y purifican los humores) con menos de 1 libra en las diferentes expediciones. Respecto a los emplastos, podemos destacar el emplasto diaquilón (lleva, según Joseph Jacob Ritter, litargirio y aceite de oliva, mucílago de semilla de alholva, semilla de lino y raíz de malvavisco. Al ser emoliente, sirve para ablandar humores que inclinan a la supuración) (31).

En cuanto a los ungüentos en general, están más presentes en la expedición Magallanes-Elcano, en la de Pedrarias Dávila y en la botica de Hernando de Torres, siendo los más patentes el ungüento de hisopo húmedo (se extrae de la lana de las ovejas), ungüento de agripa (lleva brionia y lirio. Es resolutivo. Resuelve los tumores edematosos, cura las contracciones de los nervios y untado en el vientre, mejora las obstrucciones del bazo), ungüento apostolorum (lleva doce remedios en una analogía con los doce apóstoles, para fístulas y escrófulas) y el ungüento sandalino (es el ungüento rosado de sándalos, para las inflamaciones almorranas y dolores de junturas).

A continuación, mostramos dos figuras en las que observamos la evolución temporal de los ungüentos más presentes en nuestros inventarios: sandalino y apostolorum. Tabla 2.


Tabla 2. Relación de cantidades en libras de ungüento sandalino durante las distintas expediciones.


Por último, de los medicamentos compuestos analizaremos las píldoras y los laxativos. Las píldoras de cochias (Según Luis de Oviedo son purgativas. Para los humores del estómago causa de males. También en dolores de cabeza) y agregativas (Oviedo expresa que lleva coloquíntida, zumo de ajenjo y de eupatorio y es también purgativa para evacuar los malos humores) (32) están presentes en el marco temporal desde el 1495 hasta la botica de Hernando de Torres en 1512, pero ya no se encuentra en nuestros inventarios más delante de este periodo. Se transportaban alrededor de 85 gramos en todas ellas con un precio de 70 maravedíes aproximadamente.


Tabla 3. Relación de cantidades en libras de ungüento apostolorum durante las distintas expediciones


Los laxativos se hacen notar en la expedición de Pedrarias Dávila, en cambio para los demás inventarios destacamos la dialaca (confección purgante), micleta (lleva mirabolanos entre otros, es una confección astringente para las diarreas) y el diafenicón (confección de dátiles. Se utilizaba para confortar el hígado, el estómago y quitar los vómitos). Se transportaban alrededor de 300 gramos con un precio de 200 maravedíes aproximadamente.

Finalmente, cabe destacar la gran presencia de conservas y cantidad transportada, siendo la mayor la carne de membrillo llegando las cifras hasta 500 libras en la expedición de Pedrarias Dávila con un precio de 17.000 maravedíes.

No obstante, hay más remedios que se repiten en dos de nuestros inventarios como la triaca (calmante, antídoto, tónico, una especie de panacea universal), jarabe rosado (con rosas, para el estómago y los flatos), atutía (óxido de cinc. En enfermedades oculares), cardenillo (llamado también verdete es el acetato básico de cobre, es escarótico), raíz de sen y tamaros indios, ungüento resuntivo (lleva salvia, ajenjo, cariofilada, menta, sabina y marrubio blanco y negro, lavándula y melisa entre otros simples, es una untura suave pectoral) o el aceite de eneldo (Según Jourdan, Farmacopea Universal: carminativo y anodino en fricciones).

Y, por último, como ejemplo de los que sólo están en un inventario: el ya citado jarabe de borrajas (depurativo, sudorífico y diurético, por las propiedades de la flor de borraja), jarabe de adormidera, polvos de tierra sigillata (es la tierra sellada, arcilla empleada para las escoriaciones, secar o cicatrizar), ungüento marciatón (Según A. Baume, lleva raíz de valeriana, de bardana, ajenjo, laurel, comino, manzanilla, hipericón, entre otros. Se empleaba frotando la zona afectada para fortificar los nervios y las articulaciones, resuelve humores fríos y calma humores reumáticos), ungüento jirapliega (electuario purgante compuesto de acíbar, miel clarificada y otros ingredientes), laxativo diacartamo (para purgar la flema), emplasto estomaticón (lleva estoraque y almáciga, incienso y trementina, entre otros ingredientes. Se aplicaba en el estómago), píldoras agaricón (de agárico. Para purgar la flema), y las píldoras áureas (se decía que purgan la cabeza y aumentan la vista). De la misma forma, el jarabe de orozuz (Glycyrrhiza glabra, expectorante), el jarabe almíbar, ya citado el jarabe de arrayán (o mirto, el jarabe está hecho con las flores, agua y azúcar), jarabe de hisopo, jarabe escolopendra (para cálculos del riñón). Aceite de llantén (es el plantago. Se usaba como vulnerario y estíptico débil) y el aceite de azahar.

5. CONCLUSIONES

La necesidad de curar estuvo patente desde los inicios de las travesías marítimas expediciones y descubrimientos formando parte de la flota de las naos y carabelas. Es patente el envío de fármacos en tres facetas: para curar a los marineros en las expediciones, para conformar boticas a la llegada a tierra y para el puro comercio.

Presenciamos una revolución botánica americana con la introducción de nuevas plantas y también fármacos a la terapéutica de las enfermedades en la España del siglo XVI derivado de un inusitado optimismo propio de la avidez pecuniaria de sagaces comerciantes médicos y farmacéuticos, y a la par sanitaria, en una desbocada incorporación de estos remedios al arsenal terapéutico de la época, en un continuo flirteo entre ciencia y comercio. Lo anterior es completado con la farmacoterapia típica galenista y con los remedios químicos de Paracelso. Todo lo cual es constatable en los inventarios analizados.

La relación de los remedios que más se repiten en los inventarios es absolutamente consecuente con la forma de entender la medicina y la farmacia en esta época. Destacamos el ungüento sandalino, el apostolorum, el hisopo húmedo, el almirón y el alumbre de roca. De los productos que más cantidad están presentes en los inventarios es la miel rosada, la carne de membrillo y el aceite rosado. El inventario que más productos de botica posee es el inventario de Pedrarias Dávila.

La presencia en los inventarios de las especias del tipo de las aportadas por Magallanes y Elcano en su expedición, determinan su uso frecuente en la época a pesar de su alto valor de comercialización, hecho que nos habla de la importancia conferida a estas, a la vez que la relevancia de su traída por una ruta alternativa a los tradicionales caminos conocidos como ruta de la seda o de las especias.

6. REFERENCIAS

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20. Archivo General de Indias, Panamá, 233, L.1,F.129R y Panamá, 233,L.1,F.129R-129V
21. Archivo General de Indias, Panamá, 233, L.1,F.124V-127R
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