Page 52 - DICHOS, REFRANES Y GENÉTICA
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El instinto es una pauta de comportamiento puramente genética de gran valor
evolutivo puesto que no necesita aprendizaje previo porque todos sabemos que no es
necesario “enseñar a nadar a un pez” (“piscem natare docent”) y que “hijo de gato caza
ratón”. Los caracteres instintivos van desapareciendo en el reino animal conforme se
asciende en la escala evolutiva. En la especie humana quedan pocos comportamientos
instintivos porque “nadie nace enseñado, si no es a llorar” ya que “el que no llora, no
mama”.

       En algunos grupos taxonómicos animales el instinto está muy desarrollado. Cuando
se dice de alguien que “es un cuco” se está infiriendo que tal persona se comporta de
forma egoísta en beneficio propio a costa de los demás. Ello es debido al comportamiento
instintivo del cuco que pone los huevos en nido ajeno y cuando sale del huevo el polluelo
de cuco, lo primero que hace -sin haberlo aprendido previamente- es echar fuera del nido
los huevos de la especie propietaria. ¿Se dice quizá por eso que “el abejaruco, a las
veinticuatro horas, cuco” como si se produjera un cambio de especies? Lo que si está
claro es que al comportamiento instintivo del cuco se le puede aplicar el refrán “huéspedes
vendrán que de tu casa te echarán” o bien “de fuera vendrá quien de casa te echará”
aunque realmente se refiera a yernos y nueras en la convivencia familiar humana.

       El instinto de conservación de la especie es propio del reino animal: el altruismo
genéticamente determinado tiene un valor evolutivo innegable. Si un adulto pierde su vida
ante un depredador pero con ello salva a sus crías, no hay duda que si el comportamiento
altruista estuviera genéticamente determinado los genes responsables tenderían a
conservarse en las poblaciones. Sin embargo, como ya se ha mencionado en un apartado
anterior, “hay amores que matan”, como sucede con el canibalismo sexual que se da en
algunas especies de artrópodos en las que las hembras devoran a los machos durante la
cópula. Y, en hablando de amores y de atracción sexual, hay que recordar aquello de que
“la suerte de la fea, la guapa la desea” porque “sobre gustos no hay nada escrito”; al fin
y al cabo, “el ideal del sapo es la sapa”. Por otro lado, en el sentido positivo del amor,
resulta enternecedor el supuesto canibalismo cuando la madre dice, mirando a su bebé,
“me lo comería a besos”.

       La especie humana tiene tres singularidades que la diferencian de cualquier otra
especie animal ya que el individuo humano está genéticamente capacitado para ser sujeto

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