Page 48 - DICHOS, REFRANES Y GENÉTICA
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comportamiento a sus componentes físicos o químicos: el Premio Nobel Severo Ochoa
decía que “el amor es física y química”.

       En los caracteres de comportamiento los factores ambientales de naturaleza física,
química o cultural pueden interferir de forma importante con la posible actividad de los
genes, modificando o enmascarando su acción. El que el fenotipo (el comportamiento) es
la expresión del genotipo en un ambiente determinado coincide plenamente con la máxima
de José Ortega y Gasset “yo soy yo y mis circunstancias” ya mencionada anteriormente.

       La inteligencia humana es producto de la evolución: a partir de un cierto momento
en el proceso evolutivo el homínido quedó genéticamente capacitado para aprehender el
medio no como un mero estímulo sino como una realidad producto de una reflexión. Es el
nacimiento de la consciencia de sí mismo. La diferencia entre el hombre y el animal es que
éste conoce mientras que el hombre “conoce que conoce”; es el “pienso, luego existo”
cartesiano (“cogito, ergo sum”; “je pense, donc je suis”, Descartes: “Discurso del Método
para bien conducir la razón”). Por eso, cuando el salmista (Salmo 8,5) se pregunta “¿qué
es el hombre para que de él te acuerdes?”, la respuesta podría ser la siguiente: el hombre
es el que pregunta qué es el hombre. La contestación ente el misterio humano puede ser
“sólo sé que no sé nada”, aunque en este caso “si sabes que no sabes, algo sabes” porque
como dice el refrán“harto sabe quien sabe que no sabe”. Los avances neurocientíficos
nos permiten decir que “el cerebro creó al hombre” (Antonio Damasio) y “el hombre dio
sentido a Dios” al ser creado a su imagen y semejanza. Al escribir la afirmación de
Damasio, viene a mi memoria la imagen de la escultura “La Péense” (“El pensamiento”)
de Auguste Rodin consistente en una cabeza esculpida en un bloque de mármol,
sugiriendo que “el pensamiento surge de la materia”.

       De un concepto dualista de ser humano basado en la filosofía de Platón se ha pasado
a una concepción monista donde el alma y el cuerpo constituyen un todo inseparable. La
psique y el soma son una expresión del otro. Ya lo dice la sabiduría popular: “La cara es
el espejo del alma”, “buena cara tienes, buenos hechos harás”, “por la cara se trasluce el
alma” o, como decía Cervantes en la canción de Crisóstomo de El Quijote, “hermosa el
alma como el cuerpo tiene”. En el mismo contexto, pero con un sentido negativo, se dice
“por la catadura se conoce a la criatura”, dando la razón a la descripción que hacía el

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