Page 32 - DICHOS, REFRANES Y GENÉTICA
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En el proceso de desarrollo humano se ha discutido mucho sobre el estatuto del
embrión desde el punto de vista bioético. Aquí podría recordarse el aforismo de Samuel
Butler (recogido por Fernando Savater en su “Ética para Amador”): “¿Merece la pena
vivir? ... Esa es una pregunta para un embrión, no para un hombre”. Esto nos puede hacer
pensar que quiénes somos nosotros para decidir el destino de otras vidas humanas. No se
trata simplemente de las palabras -embrión o preembrión- que se utilicen para designar
una misma realidad biológica, pero no nos debemos olvidar que “los cambios de palabras
producen cambios de actitudes” o, recíprocamente, “para justificar actitudes se cambian
las palabras”.

       La cuestión que se plantea no es cuándo empieza la nueva vida humana -que todos
los científicos aceptan que es al terminar la fecundación puesto que el cigoto contiene un
programa genético específicamente humano- sino cuándo esa nueva vida humana está
individualizada. La individualización viene definida por las propiedades de unicidad (ser
único e irrepetible) y de unidad (ser uno solo). En el desarrollo humano ambas
propiedades no quedan fijadas hasta el día decimocuarto después de la fecundación,
coincidiendo con la terminación de la anidación del blastocisto en las paredes del útero
materno y la formación de la línea primitiva en el embrión. A partir de este momento no
pueden formarse ni los gemelos monocigóticos por partición de un embrión en dos o más
ni pueden fusionarse dos embriones para formar una quimera. En este contexto de
unicidad es oportuno recordar el proverbio mejicano que dice que “todos los hombres
estamos hechos del mismo barro, pero no del mismo molde”.

       El Diccionario de la Real Academia Española define la quimera, en sentido
figurado, como “lo que se propone a la imaginación como realidad no siéndolo” ya que la
Mitología describía la ki-me-ra como un monstruo con cabeza de león, cuerpo de cabra y
cola de dragón que vomitaba fuego por su boca. De ahí que en el dicho popular se utilice
el término como sinónimo de imposible: “es una quimera, un sueño”. Sin embargo, en
mamíferos se pueden producir quimeras post-cigóticas por fusión de embriones en fases
de desarrollo anteriores a la fijación de la propiedad de unidad antes mencionada. Así, se
han obtenido quimeras de ratón tetra- y hexaparentales (por fusión de dos o tres
embriones, respectivamente), quimeras de oveja y cabra e, incluso, se ha descrito la

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