Page 27 - DICHOS, REFRANES Y GENÉTICA
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programadas para morir; es decir, se trata de la “crónica de una muerte anunciada”19,
como reza el título de la novela del Gabriel García Márquez, premio Nobel de Literatura
1982, teniendo en cuenta que “nadie muere la víspera”. A estas células genéticamente
programadas para morir se les podría aplicar la frase tan corriente en películas de
espionaje: “esta grabadora se autodestruirá en 15 segundos”.

       Aunque no se trata aquí de entrar en un debate sobre los criterios utilizados en la
Sistemática para clasificar las especies, la importancia de la morfología en el
reconocimiento de las especies es indudable. Cualquiera puede identificar aquello que se
mueve y tiene cuatro patas como un perro o como un gato sin necesidad de mirar sus
cromosomas, analizar su ADN o hacer un estudio electroforético de sus proteínas. Basta
con el criterio morfológico: “son los mismos perros con distintos collares”, como decía
Pérez Galdós. De ahí que tiene pleno sentido el refrán “se parecen como un huevo a una
castaña” utilizado para marcar las diferencias entre dos entes distintos, aunque a veces sea
posible “dar gato por liebre”, al menos en la cazuela. No es un problema de simple
terminología porque, como decía Shakespeare, “una rosa con otro nombre tendría el
mismo aroma”.

       Los genes que condicionan el proceso de desarrollo se expresan durante la llamada
fase fenocrítica, de manera que “agua pasada no mueve molino”. En ciertos procesos de
desarrollo determinados genes tienen su momento crítico de actuar, recordando lo que dice
el texto bíblico: “Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo...”
(Eclesiastés 3,1-8). La expresión de un gen implica normalmente la síntesis de una
proteína (polipéptido), pero ello no significa que tal actividad génica quede
necesariamente aislada dentro del proceso de desarrollo sino que puede producirse una
reacción en cascada de otros acontecimientos de manera que el gen considerado produce
un efecto fenotípico múltiple: es la denominada pleiotropía o efecto pleiotrópico de los
genes. Al gen pleiotrópico se le puede aplicar el dicho de “quien lo poco despreció, a lo
mucho no llegó”. Por eso una simple mutación en un gen puede producir efectos
catastróficos en el desarrollo de un individuo; pensemos, por poner un ejemplo, en la
mutación que produce la anemia falciforme. Es como “hacer un moño con un pelo”.

19 Lacadena, J.R. 2003. Crónica de una muerte anunciada: los premios Nobel 2002 en Fisiología o
        Medicina. Anal. R. Acad. Nac. Farmacia, 69:28-42.

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