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A.
M.
Pascual--Leone
Pascual
Piensan
que
las
caricias
maternas
han
aumentado
el
número
de
receptores.
Lo
primero
que
abordan
es
esclarecer
si
puede
haber
alguna
diferencia
genética
entre
las
crías
de
ambos
tipos
de
camadas
trasmitida
por
vía
maternal
Para
ello
cruzan
a
las
doce
horas
del
nacimiento
crías
de
una
camada
con
la
otra
(figura
5).
Figura
5.--
Muestra
de
cómo
a
las
12
horas
del
nacimiento
introducen
crías
de
una
camada
en
otra
camada
cuya
madre
se
comporta
de
forma
distinta,
en
periodo
lactante,
a
su
madre
biológica.
Comprueban
que
las
diferencias
encontradas
en
el
funcionamiento
del
axis
HPA
y
su
comportamiento
ante
el
estrés,
es
debido
al
trato
recibido
en
la
lactancia
y
no
a
ninguna
transmisión
genética
hecha
por
su
madre
biológica.Gráfica
sugerida
y
reformada
de
citas
(28,29)
Introducen
a
las
12
horas
del
nacimiento
crías
nacidas
de
una
madre
en
la
otra,
para
que
sean
criadas
en
distintas
condiciones
en
el
periodo
lactante.
De
esa
forma
comprueban
que
los
adultos
procedentes
de
una
madre
cuidadora
se
comportan
todos
igual
en
cuanto
a
su
axis
HPA
y
situaciones
de
estrés,
teniendo
un
axis
bien
programado
aunque,
parte
de
ellos,
hayan
nacido
de
la
madre
arisca
y,
exactamente,
lo
mismo
sucede
con
los
criados
por
la
madre
no
cuidadora.
Descartando
así,
que
la
diferencia
de
programación
del
axis
HPA
fuera
debida
a
alguna
transmisión
genética
diferencial
hecha
por
su
madre
biológica.
Estos
autores
basándose
en
conceptos
epigenéticos,
recientemente
establecidos
(figura
6)
piensan
que
son
los
estímulos
sensoriales
de
las
caricias
de
la
madre
los
que
han
producido
una
alteración
química
en
dinucleótidos
del
ADN
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