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CECILIO
GIMÉNEZ
4.
TRATAMIENTO
FARMACOLÓGICO
Numerosos
estudios
realizados
durante
los
últimos
cuarenta
años,
relacionaron
alteraciones
de
la
neurotransmisión
mediada
por
aminas
biógenas
con
la
patología
de
las
psicosis
esquizofrénicas.
De
hecho,
el
primer
tratamiento
efectivo
de
la
esquizofrenia,
descubierto
de
manera
fortuita
a
finales
de
los
años
cincuenta,
fue
demostrado
mucho
más
tarde
con
la
participación
de
receptores
dopaminérgicos
del
tipo
D2
en
el
mismo
(22,
23).
La
llamada
“hipótesis
dopaminérgica”,
ha
prevalecido
hasta
hace
muy
poco
y
se
basaba
en
la
observación
de
que
los
fármacos
efectivos
en
el
tratamiento
de
la
enfermedad
como
el
haloperidol,
la
clorpromazina
y
la
perfenazina
(los
llamados
antipsicóticos
“típicos”),
son
antagonistas
de
receptores
dopaminérgicos
del
tipo
D2.
Estos
antipsicóticos
de
primera
generación,
aunque
efectivos
para
algunos
síntomas
de
la
enfermedad,
producían
efectos
neurológicos
agudos
y
crónicos
indeseados,
como
temblor,
rigidez,
distonía
y
disquinesia.
La
segunda
generación
de
antipsicóticos
como
la
clozapina
o
la
olanzapina
(los
llamados
“atípicos”),
reducen
de
forma
considerable
los
efectos
adversos
antes
citados
y
son
más
efectivos
en
el
tratamiento
de
la
esquizofrenia,
posiblemente
por
su
falta
de
especificidad
para
receptores
dopaminérgicos
D2,
y
su
afinidad
adicional
para
receptores
serotonérgicos
del
tipo
5HT2A.
De
cualquier
manera,
el
tratamiento
con
antipsicóticos
atípicos
conlleva
un
alto
riesgo
de
desarrollar
obesidad,
hiperlipemia
y
diabetes
tipo
2.
El
conocimiento
a
nivel
molecular
del
sitio
de
acción
de
los
antipsicóticos,
principalmente
los
receptores
de
dopamina,
junto
con
la
observación
de
que
agonistas
dopaminérgicos
indirectos
como
la
cocaína
o
las
anfetaminas,
así
como
alucinógenos
de
la
familia
del
ácido
lisérgico,
que
actúan
sobre
los
transportadores
neuronales
de
dopamina
elevando
el
tono
dopaminérgico,
eran
bien
conocidos
por
inducir
estados
de
psicosis
en
humanos
(síntomas
positivos
clásicos
de
la
esquizofrenia),
apoyó
la
idea
de
que
alteraciones
en
niveles
de
dopamina
constituían
el
agente
causal
de
la
enfermedad
(23).
5.
HIPÓTESIS
DOPAMINÉRGICA
DE
LA
ESQUIZOFRENIA
En
un
periodo
de
casi
cuarenta
años,
numerosas
compañías
farmacéuticas
han
desarrollado
compuestos
que,
actuando
sobre
receptores
dopaminérgicos
D2,
sean
efectivos
como
antipsicóticos.
Sin
embargo,
todos
estos
fármacos
presentan
deficiencias
en
su
acción
en
varios
sentidos.
Aproximadamente
el
30%
de
los
pacientes
con
esquizofrenia
no
experimentan
mejoría
alguna
tras
el
tratamiento.
Por
otra
parte,
los
antagonistas
de
los
receptores
D2
solamente
son
efectivos
para
el
tratamiento
de
síntomas
positivos
de
la
enfermedad,
mientras
que
los
síntomas
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