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MARÍA CASCALES ANGOSTO AN. R. ACAD. NAC. FARM.
insulina o ambas. Esta hipótesis se ha emitido a la luz de los datos
que muestran que la pérdida de los sistemas señalizadores de la
insulina originan una prolongación de la vida en muchos organis-
mos (nematodos, moscas de la fruta, etc.). Además, la restricción
calórica reduce la señalización por el IGF-1, observada en modelos de
mamíferos con una mayor supervivencia. La hormesis propone un
beneficio a la salud a partir de agentes estresantes de baja intensi-
dad. La restricción calórica puede funcionar a través de la hormesis,
ya que puede actuar como un estresante suave que produce una
respuesta adaptativa tal como el elevado mantenimiento de los sis-
temas de reparación. La dieta hipocalórica, como parte del efecto
hormético eleva la expresión de genes de respuesta al estrés. En
línea con la restricción calórica como agente estresante de baja in-
tensidad, es relevante sugerir que los enzimas implicados en las vías
de reparación del DNA pueden funcionar como productos de genes
de respuesta al estrés cuando se exponen a una dieta hipocalórica.
Los mecanismos mediante los cuales la dieta hipocalórica ejerce
sus efectos beneficiosos son en el momento actual un desafío tenta-
dor para los investigadores en base al desarrollo de fármacos que
pudieran reproducir estos efectos saludables. El fenómeno, atribui-
do en un principio al metabolismo celular más lento y a una reduc-
ción de los subproductos tóxicos en respuesta a la menor cantidad
de alimento, es demasiado simple y las recientes investigaciones
demuestran que no es del todo correcto. La restricción calórica de
la dieta no retrasa el metabolismo, más bien como estresante bioló-
gico (escasez de alimento), induce una respuesta defensiva, y es esa
respuesta la que estimula las posibilidades de supervivencia del or-
ganismo. En mamíferos su efecto incluye cambios en los mecanis-
mos celulares de reparación, producción de energía y activación de
la apoptosis.
El régimen dietético hipocalórico implica la reducción del 30 al
40% del consumo de alimento ad libitum. En animales (ratas, perros
y primates) sometidos a esta dieta restrictiva, se ha demostrado que
no sólo viven más, sino que se mantienen más sanos durante la pro-
longación de sus vidas. Esto indica que este régimen, además de
aumentar la supervivencia, evita o retrasa la mayoría de enfermeda-
des asociadas a la senectud, como cáncer, diabetes y enfermedades
neurodegenerativas.
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