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FRANCISCO J. SÁNCHEZ MUNIZ  AN. R. ACAD. NAC. FARM.

horte han llegado a posteriores hipótesis. De esos, algunos han sido
realizados en el área mediterránea (30-35). Otros se han realizado en
países donde el uso de aceite de oliva es muy limitado y las fuentes
de ácidos grasos monoinsaturados son a menudo diferentes del acei-
te de oliva y ricas en ácidos grasos saturados y ácidos grasos trans.
A la inversa, en el área mediterránea, el aceite de oliva obtenido por
técnicas para asegurar la preservación del contenido de vitaminas y
compuestos fenólicos es la principal fuente de ácidos grasos mono-
insaturados. En la mayoría de los estudios prospectivos tipo caso-
control, que no encuentran un claro efecto protector para el aceite
de oliva, tienen un fallo en el diseño (29). En la Tabla 2 se resumen
algunos estudios donde se demuestran los efectos beneficiosos del
consumo de una dieta tipo mediterránea. Así en el estudio CARDIO
2000 se estudió una muestra de 661 pacientes de mediana edad que
habían padecido un primer evento de infarto de miocardio o de
angor pectoris inestable frente a un grupo control de 661 individuos
de diferentes áreas de Grecia. Los investigadores señalan que la
adopción de una dieta mediterránea estuvo relacionada con una
reducción ajustada estadísticamente del 16% en el riesgo de sufrir
un primer evento de síndrome agudo coronario (30). Además en un
subestudio del CARDIO2000 y después de tener en cuenta los efectos
de muchos factores de confusión, los investigadores señalaron que la
adopción de una dieta mediterránea estuvo asociada con 7-10% de
reducción en el riesgo coronario en sujetos hipertensos tratados y no
tratados farmacológicamente (32).

    Cuando los investigadores del estudio CARDIO2000 examinaron
un grupo de hipercolesterolémicos que siguieron la dieta mediterrá-
nea se encontró una disminución del riesgo coronario independiente
de los niveles de colesterol y de otros factores de riesgo (31).

    Finalmente, los mismos investigadores (33) definieron que la
adopción de un patrón de dieta mediterránea estuvo asociada con
una disminución del 35% de riesgo coronario en un subgrupo de
sujetos con síndrome metabólico, después de ajustar estadísticamen-
te para edad, sexo, nivel económico y educacional, y para los facto-
res de riesgo convencionales.

    Recientemente en un estudio prospectivo en una población de
más de 22.000 adultos griegos de la cohorte del estudio EPIC se

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