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VOL. 71 (2), 387-427, 2005  LA TOXINA BOTULÍNICA COMO MEDICAMENTO

    El 10 al 15% de los tratados durante varios años, sobre todo si se
administran dosis superiores a las necesarias para bloquear la sinap-
sas, el exceso pasa a sangre y puede afectar a sinapsis lejanas y
estimular el sistema inmune, produciendo antitoxinas que disminu-
yen hasta anular el efecto, por lo que se deben utilizar las menores
dosis capaces de cortar la liberación de acetilcolina, y ponerla en el
sitio correcto. La dosis depende de cada grupo muscular y hay
un rango en la dosis eficaz. Por ejemplo, para el blefaroplasmo la
dosis es de 20 a 40 unidades. Para el esternocleidomastoideo de 75
a 1.440 U. A las dos semanas se ha producido alivio del dolor y
mejora funcional. La inyección se realiza directamente en el múscu-
lo hiperactivo con una jeringuilla muy pequeña y una aguja muy
fina. Se aplicarán los pinchazos necesarios en cada caso; para el
blefaropasmo varios en torno a los ojos en los párpados, en las cejas.
La toxina debilita sin anularla la función de los músculos inyectados
sin afectar a los vecinos. Normalmente, hay que repetir el tratamien-
to porque el efecto dura sólo entre cuatro y seis meses, debido a la
producción de nuevas sinapsas hiperactivas. Aunque la cantidad es
muy baja los viales desechados y vacíos, las jeringas o cualquier
material que haya contactado con la toxina botulínica deben auto-
clavarse o ser tratados hipoclorito al 0,5% y los derrames recogidos
con un paño absorbente empapado en hipoclorito.

                                EFECTOS ADVERSOS

    El pinchazo casi siempre cuando fue incorrecto, puede causar
localmente hematoma, edema, dolor y eritema que desaparecen
pronto. La toxina purificada no irrita ni causa inflamación. Las
molestias locales dependen del volumen inyectado, de la concentra-
ción de la proteína y del pH de la solución. En el músculo puede
aparecer atrofia, que repercute en debilidad y a veces fatiga genera-
lizadas, sin necrosis muscular. No se ha publicado ningún efecto
adverso a largo plazo durante los doce años que se está empleado.
La cantidad inyectada es mucho menor que la que podría causar
lesiones sistémicas y queda en el lugar de la inyección; en algunos
casos se han presentado náuseas, vómitos, cefaleas, fatigas, trastor-
nos y dificultad de la deglución, diplopia pasajera, disfagia, debili-
dad muscular, síntomas gripales, incontinencia urinaria y somnolen-

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