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C. AVENDAÑO                 ANAL. REAL ACAD. NAL. FARM.

todas las ambigúedades, establece la verdad, detecta el error, y nos guía
por el verdadero camino de la ciencia inductiva.”

       A pesar de la importancia que tiene medir exactamente el contenido
de carbono e hidrógeno de los compuestos orgánicos no existe hoy día un
ensayo universal, aunque se emplean las técnicas de microcombustión
puestas a punto por Pregl hacia 1930. Éstas se basaron en los
procedimientos desarrollados en la época de Liebig: la combustión del
material orgánico, la eliminación de los elementos que interfieren, y la
medida del dióxido de carbono y del agua que se forman, absorbidos
generalmente sobre ascarita (NaOH sobre asbestos) y perclorato
magnésico, respectivamente (Esquema 2). A partir de la diferente pesada
de los tubos que contienen estos absorbentes antes y después de la
combustión, se calcula la cantidad de carbono y de hidrógeno [5].
Además de una corriente de oxígeno, los tubos en que se lleva a cabo la
combustión de un compuesto orgánico contienen distintos catalizadores:
sales de plata, óxido de cobre, de magnesio, de tungsteno o de zirconio,
dióxido de plomo o de manganeso, cromato de plomo, etc.

    C orgánico ?       CO2  H orgánico ?  H2O

             O2, cat.       O2, cat.

    CO2 + 2NaOH             Na2CO3 + H2O

    ESQUEMA 2.- Combustión del material orgánico y medida del CO2 y H2O formados

       La eliminación de los elementos que interfieren la determinación
cuantitativa del carbono y del hidrógeno, azufre, halógenos y nitrógeno,
también varía. El azufre se convierte en SO2-SO3, y puede absorberse por
la plata en forma de Ag2SO4 (o por el dióxido de manganeso), y
determinarse después por descomposición del material orgánico hasta
convertir el S en una forma que pueda medirse (por ejemplo como sulfato

bárico precipitado) tras la eliminación de los iones que interfieran
(Esquema 3).

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