Page 8 - 69_03
P. 8

69 (3),  VISIÓN ONTOLÓGICA DEL EMBRIÓN HUMANO

del origen como la razón de la complejidad creciente de esas realidades
radicaba en una “dínamis” interna que estaba presente en cada una de
ellas: Las realidades dependen, son sustentadas y pueden explicarse por si

mismas.

        Con respecto a la morfogénesis de las realidades biológicas, sobre
todo de los organismos superiores, también se han formulado, entre una
gran variedad, dos hipótesis extremas que querían explicar y dar soporte
conceptual a la existencia de las enormes complejidades que podían ad-
quirir los seres vivos durante los procesos morfogenéticos. Todas estas
hipótesis tenían como punto de partida una observación incontrovertible:
Unos elementos extraordinariamente simples dan lugar a otros extraordi-

nariamente complejos que acontecen y aparecen al transcurrir el tiempo.
¿Quien o qué dirige el proceso?. ¿Existe ese quién o ese qué?. Que de
elementos simples se originan entidades complejas parecía obvio, pues
ocurría. Pero, ¿cómo?.

        Los paradigmas explicativos del origen de los seres vivos y en
concreto del hombre no podían situarse sino en dos campos: o existía un
principio, no traducible a términos físicos que contenía en sí la compleji-
dad del término que actuaba como elemento rector del proceso de genera-
ción o debería postularse un elemento, sí convertible a términos físicos,
capaz de dirigir el proceso generativo de la complejidad. En este último
caso debía postularse que el elemento simple lo era sólo en apariencia,
pues debía contener lo complejo. Ambas teorías tenían en común invocar
un principio rector director de los procesos. La diferencia entre ambas teo-
rías radicaba en que mientras que en una de ellas ese quien o ese qué no
era diferente de la realidad material, en la otra ese quien o ese qué se si-
tuaba dentro de ella misma pero sin ser de su misma naturaleza. Por tanto
ambas teorías divergían radicalmente en cuanto a la naturaleza del princi-
pio rector que dirigía los procesos de cambio. Si la realidad directora de
los procesos pertenecía al ser individual sin identificarse físicamente con
él había que postular que ese principio vital estaba/sin estar en ella y era
de naturaleza material pero no materia. En esta hipótesis el nacimiento de
la complejidad no parecía presentar ningún problema conceptual dado que
el elemento rector no material poseía la capacidad intrínseca de dirigir el
proceso generador de esa complejidad. La forma según la definió Aristóte-

6
   3   4   5   6   7   8   9   10   11   12   13