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C. ALONSO BEDATE ANAL. REAL ACAD. NAL. FARM.
pueden funcionar como morfógenos y de la interacción entre celulas. Es la
célula íntegra y no los elementos por separado quien constituye la unidad
biológica informativa. Ahora bien, puesto que las señales informativas se
originan en el tiempo y son específicas de ese espacio-tiempo en el que
convergen los grupos celulares, no existen con anterioridad a su emergen-
cia. Sugiere Maddox “que se debería generar un marco conceptual que in-
cluyera métodos cuantitativos para el examen de flujos de concentración
de moléculas que dirigen el control de la expresión de los genes”. En este
paradigma el DNA es un sistema de referencia donde se contienen en for-
ma de instancias las informaciones de las moléculas proteicas necesarias
para la construcción de los elementos que componen las estructuras celula-
res y aquellas que son necesarios para que se construyan moléculas no
proteicas que son igualmente necesarias para esas construcciones y para
establecer el diálogo molecular. Las estructuras celulares robustas inter-
pretan las diversas instancias de los genes. Ahora bien, puesto que las
formas de interpretación de esas informaciones son muy numerosas y son
las células como unidades biológicas las que pueden modular la interpre-
tación, el diálogo intermolecular e intercelular se convierte en código y en
programa del que emergen las nuevas informaciones transformantes. Este
código no es estático sino que se genera a medida que ocurre.
Dice Strohman, que “el determinismo genético para caracteres
complejos ha asumido la noción de programa genético para explicar la
unión causal entre genes y fenotipo. Pero se ha encontrado que este presu-
puesto no tienen verificación experimental. No hay programas genéticos.
Solamente hay genes que codifican para proteínas. Algunos de estos genes
y sus productos son muy importantes. Por ejemplo, algunos productos se
unen al DNA y están involucrados en la regulación del desarrollo de pa-
trones morfológicos. Cuando estos genes mutan o no existen originan pro-
fundos cambios en el patrón del carácter. Pero estos genes también existen
en un contexto epigenético y están condicionados por este contexto para el
control de su expresión en forma especifica de especie”.
Ya en el año 1961 afirmaba Waddington que “el fenómeno de la morfogé-
nesis nos confronta con el hecho de que tenemos que encontrar una expli-
cación que no sea dependiente de las propiedades de las células de forma
individual sino de factores que operan bien dentro de cada célula o entre
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