Page 76 - 68_04
P. 76
ANA Mª JIMÉNEZ GARNICA ANAL. REAL ACAD. NAC. FARM
medieval sobre la superioridad del sentido del oído o del ojo; y el hombre
ilustrado moderno optó decididamente por la vista60.
2.4.b. LOS PROPÓSITOS REALES
En el cambio de estética tuvo mucho que ver la experiencia positiva
adquirida por el Rey sobre las ruinas italianas de Pompeya y Herculano, de
cuya excavación él había sido promotor y principal protector. Allí fue donde
obtuvo su referente clásico y adquirió un modo de pensar en materia de buen
gusto muy distinto al que había en España, y del que el estilo llamado
"churrigueresco" era el principal exponente. Al menos, esa fue la opinión de
Ponz61 con respecto a los efectos que produjo la llegada de Carlos III sobre
la cultura barroca que tan hondas raíces tenía en España. El proceso de
reflexión directa sobre las ciudades romanas ayudó al Rey a superar el
concepto renacentista de que su contemplación sólo valía como vía de
inspiración; a inferir el verdadero valor de la Historia al entender que un
monumento carecía de valor didáctico si se entendía como obra de arte en
solitario; y a comprender que aquél podía "generar ciudad" desde el
momento en que su visión podía ayudar al hombre urbano a comprender la
Historia, con lo que colaboraba en la creación de la conciencia cívica. Para
ello no había nada mejor que emplear dioses, únicos en tener capacidad para
estar en el pasado, en el presente y en el futuro, y para quienes la Historia
constituye su propio saber.
Los arquitectos reales tuvieron que hacer un proyecto duradero de
acuerdo con estos planteamientos que afectaron a toda la vida artística
municipal. Además estuvieron obligados por las directrices de los
consiliarios de la Nueva Real Academia de Nobles Arte de San Fernando62
60 E.H.GOMBRICH: La imagen y el ojo. Nuevos estudios sobre la psicología de la
representación pictórica, Madrid, Ed. , 2000.
61 Viaje de España, Madrid, Aguilar, 1947, p.511.
62 La Institución dependía directamente del Rey desde 1757. Su intervención fue decisiva
para el desarrollo del Neoclasicismo; sobre todo desde que en 1761 llegara Rafael Mengs
que donó su magnifica colección de vaciados en yeso de obras clásicas, lo que contribuiría
definitivamente a la formación de los escultores españoles. Su discípulo Maella, también
defendió el estudio de las estatuas antiguas y, gracias a ambos, el primer neoclasicismo
español se concibió como un estilo equilibrado y de formas perfectas, con una técnica muy
184