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ANA Mª JIMÉNEZ GARNICA  ANAL. REAL ACAD. NAC. FARM

         Juan López de Hoyos, por entonces cronista oficial de la Villa, nos
cuenta con detalle cómo se produjo la reordenación del Paseo del Prado en la
Relación que escribió sobre las fiestas que preparó la Ciudad para los días 26
al 29 de noviembre de 1570, cuando Doña Anna de Habsburgo llegó a
Madrid, ya como nueva reina de España9.

         Aunque ésta venía de pasar unos días de descanso en la residencia
real de El Pardo, se organizó su entrada a la ciudad por el Sureste,
precisamente para que iniciara su recorrido triunfal por el verde Prado de
San Jerónimo que, según describe el cronista, quedó convertido en un
espacio formado por una calle larga y no muy ancha, de 2000 pies de largo10
por 100 de ancho, y "una de las mejores y más delectables recreaciones
públicas que ay en todo el reino", donde el aire "sopla plácida, suave y
saludablemente"11, lo que permitía que los ánimos se dilataran y se
desechara gran parte de la melancolía. Pese a lo cual, Mesonero Romanos12,
que a mediados del s. XIX era concejal de obras públicas, lo valoró como
estrecho y nada atractivo ya que del lado de la ciudad lo flanqueaban algunas
huertas y jardines cerrados por tapias y, del otro, el "inmundo barranco";
todo lo cual dificultaba la construcción del futuro ensanche que ya estaba en
proyecto, y en donde la nobleza y la burguesía se construirían buenas casas,
con espacios verdes y anchas plazas y calles. Por todo ello destacó lo
escabroso e inculto de aquellos lugares según se indicaba en un antiguo
plano de la ciudad.

         El regidor municipal encargado por Felipe II de dirigir la
reorganización de este espacio fue Diego de Vargas, perteneciente a una de
las familias más señeras de Madrid, quien mandó plantar árboles bien
ordenados en hileras "para que sean más umbrosos y agradables"13, y
colaboró al "embeleso de los sentidos" con varias fuentes cuya agua, al

  9 Real apparato y sumptuoso recebimiento con que Madrid (como casa y morada de su
M.) rescibio a la Serenissima reyna D.Ana de Austria, viniendo a ella nuevamente después
de celebradas sus felicísimas bodas, Madrid, Imprenta de Juan Gracián, 1572.

  10 MESONERO ROMANOS, op.cit., p.217 explica que, cuando él escribía su libro el
Paseo del Prado medía 9000 pies desde el convento de Atocha hasta el de Recoletos.

  11 Cfr López de Hoyos, op.cit. p.9v.
  12 Cfr. R. MESONERO, Op. cit., p.221 y 223.
  13 Cfr. J. López de Hoyos, op.cit.,p.7v.

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