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VOL. 68 (1), 2002 URBANISMO Y SALUD PÚBLICA
festejos para recibir a su cuarta esposa, la Archiduquesa Doña Ana de
Austria.
Hacía nueve años que Felipe II había decidido trasladar su corte a
Madrid, postergando con su elección a otras ciudades de más antigua
tradición cortesana. Su biógrafo Luis Cabrera de Córdoba2 añade que lo hizo
"executando el deseo que tuvo el Emperador su padre" y porque era "una
gran ciudad bien proveida de mantenimientos por su comarca abundante,
buenas aguas, admirable constelación, aires saludables, alegre cielo y
muchas y grandes calidades naturales, que podía aumentar el tiempo y el
arte, así en edificios magníficos, como en recreaciones, jardines, huertas...".
Sin embargo, el poco empaque de la ciudad elegida exigía su inmediata
dignificación como nueva capital estable de la Monarquía Católica, en la que
ésta pudiera "proyectarse y mirarse"3, lo que motivó la inmediata petición de
un Plan de Mejora al arquitecto Juan Bautista de Toledo.
Aunque todavía la Medicina no relacionaba directamente el efecto
benéfico de la Naturaleza sobre la salud mental, siempre tendremos los
madrileños que agradecer al Rey que, igual que él lo había experimentado
personalmente y disfrutaba desde sus aposentos de El Alcázar de la vista de
una dilatada mancha verde que alcanzaba desde la Casa del Campo al
palacio de El Pardo donde practicaba con regularidad la caza, deseara que
sus vecinos tuvieran un lugar limpio y ordenado, un "locus amoenus" para la
recreación y el esparcimiento fuera del bullicio urbano, que contrastara con
la suciedad de las calles. Madrid llamaba la atención de los extranjeros por
su suciedad. Así lo expresó Lamberto Wyts, miembro del séquito de la reina
Ana, que la describió en la Relación de su viaje como
"la villa más sucia y puerca de todas las de España, visto que no se
ven por las calles otros que grandes servidores (..) que son grandes orinales
de m... vaciados por las calles, lo cual engendra una fetidez inestimable"4.
2 Filipe Segundo, Rey de España, Madrid, imprenta de Luis Sanchez, 1619, 2 vols. Cita
tomada de la edición de Madrid, 1876-1877, 4 vols., vol.I, p.297).Pero en opinión de
Manuel Fernández Álvarez (Felipe II y su tiempo, Madrid, 1998, p.334) éste fue un "logro
consciente de Felipe II".
3 Mª de los Angeles Pérez Samper: "Los reyes y sus sientos temporales en las ciudades",
Torre de los Lujanes, mayo 2001, n? 44, p.80.
4 J.García Mercadal, Viajes ..., 1999, vol. II, p.336.
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