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ANA Mª JIMÉNEZ GARNICA  ANAL. REAL ACAD. NAC. FARM

Jerónimo, se labró la última, de buena factura y asentada sobre dos gradas de
cantería, en medio de cuya taza ochavada se erguía una columna dórica que
sostenía otra más pequeña con un cobertor, lo que le daba la apariencia de un
globo. En la junta de ambos hemisferios había cuatro serafines de cuyas
bocas salían respectivos caños de bronce fundidos en forma de balaustre por
los que manaba el agua.

         A partir de 1570, y hasta nuestros días, el Prado de San Jerónimo se
convirtió en uno de los lugares más emblemáticos de Madrid, junto con la
puerta del Sol y el Palacio Real. Era un lugar de paseo y esparcimiento
popular, del que atraía precisamente el frescor proporcionado por sus
arboledas de álamos16, y punto de visita obligado para todos quienes venían
a la ciudad. Allí se daban cita las damas en los días de fiesta, y grupos de
ocho o diez hombres y mujeres se reunían para comer en lugares cerrados,
haciéndolo incluso de noche, como recordaba escandalizado el citado
Nuncio Papal Borghese quien, no obstante reconocía la celebridad del
lugar17. Las damas también acostumbraban a hacer allí algún que otro
discurso en público. Todo lo cual favoreció el que se le conociera con el
nombre de Salón (al aire libre) del Prado.

         1.2. EL NUEVO PLAN BORBÓNICO PARA EL PRADO VIEJO.

         La construcción del nuevo palacio del Buen Retiro, durante el
reinado de Felipe IV, convirtió el Prado Viejo de San Jerónimo en entorno
inmediatamente vecino al recinto real. Los principales nobles se
construyeron casas en sus inmediaciones hasta que, cuando subió al trono
Carlos II, dejó de frecuentarse el lugar. Sólo volvieron por allí los Monarcas

unos 134 l./hora, o 3.216 l./día. Obviamente, en el caso de la fuente citada el caudal sería
justo la mitad (cfr. I. GONZÁLEZ TASCÓN: "Abastecimiento de agua a las ciudades", en
Felipe II. Los ingenios y las máquinas. Ingeniería y obras públicas en la época de Felipe II
(Exposición del Real jardín Botánico, septiembre-noviembre 1998), Madrid, Sociedad
Estatal para la conmemoración del Centenario de Felipe II y Carlos V, 1998, cap.VI).

  16 F. Lope de Vega cita este lugar en su comedia La Portuguesa y dicha del forastero,
escena VI (Comedias escogidas, ed. de E.Hartzenbusch, Madrid, 1950, t.II, p.157). También
lo hacen Calderón, Rojas y Moreto como escenario "de las escenas más interesantes de sus
dramas" (Cfr, R.MESONEROS, op. cit., p.224)

  17 J. García Mercadal, op.cit., Vol.II, p.626

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