Page 117 - 68_04
P. 117
VOL. 68 (4), BOTICA Y FARMACIA EN EL QUIJOTE
Terminada la aventura alcanzando la ansiada posesión del yelmo y
con un irónico y agradecidísimo recuerdo de Sancho al benditísimo breba-
je de cuya receta ninguno de los dos se había olvidado, continuaron su
camino al encuentro de nuevas y espantables ocasiones, como se verá en
el capítulo siguiente, dejando éste a propósito tan breve para que brille en
él, exclusivamente, y nunca mejor dicho lo de brillar hablando del yelmo
de Mambrino, la sagacidad y buen tino del legislador que, adelantándose a
su tiempo, establecía las principales bases de la Ordenación Farmacéuti-
ca para pasmo de los siglos, relacionando incuestionablemente distancias,
boticas y número de habitantes de núcleos urbanos y caseríos aunque, está
claro, sin entrar a concretar detalles.
La sensibilidad social de la pluma cervantina no podía dejar de refe-
rirse a todo ello.
V. El buen Sancho y la Distribución farmacéutica.
En él se recoge el compungido lirismo de Sancho ante la pérdida de
su transportador rucio y la agresión de los agentes atmosféricos al rostro
de Dulcinea, junto con otras extrañas cosas que en Sierra Morena suce-
dieron.
Los galeotes sacaron a Don Quijote y Sancho de sus placenteras y
tranquilas conversaciones. Les dio la libertad el caballero como corres-
pondía a los principios de la orden que profesaba, pero a cambio de nume-
rosos disgustos y sinsabores lo que le permite una agudísima disertación
sobre hechiceros, mixturas y venenos aunque si mencionarlos como labor
propia de boticarios, si no como medios conducentes a procurar el mal.
(La deformación profesional de Boticaril lo cita por eso, por deformación
profesional, no por su interés).
De toda esta aventura “quedó” pensativo el jumento; tendido junto a
su amo, Rocinante; en pelota Sancho y Don Quijote mohinísimo y tan mal
parado que dijo a su escudero:
41