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B. SANZ PÉREZ ANAL. REAL ACAD. NAC. FARM.
excreción y es, finalmente expulsado, por que si permaneciera se haría
dañino y no alimentaría a la naturaleza”.
Cuando uno piensa en lo escrito por Servet y comprende su capacidad
de raciocinio no puede menos que lamentar que él, lo mismo que sus coe-
táneos, no practicase una medicina experimental en vez de argumentar
una y otra vez a favor de los puntos defendidos y divulgados por Galeno y
sus seguidores. Aunque desde el punto de vista estrictamente científico no
puedan justificarse sus elucubraciones filosóficas y no experimentales,
debe tenerse siempre presente que se hicieron en un momento en el que
en muchos países estaba prohibida hasta la experimentación con cadáve-
res humanos.
El discurso III es una discusión de tipo aristotélico en la que nuestro
protagonista, basándose de nuevo en las doctrinas de Galeno y en sus
propias deducciones, argumenta una y otra vez a favor del efecto
“incrasante” (espesante) de la concocción al que atribuye, entre otras
cosas, la mayor o menor consistencia de las excreciones. Choca que, junto
a ciertas aseveraciones que son verdaderos disparates, v.gr. que “... la
condensación tiene lugar cuando al evaporarse las partes húmedas, las
secas se amalgaman”, hay otras que son totalmente válidas en la
actualidad, por ejemplo, “... cuando una sustancia de composición
variada, después de haber mezclado bien sus partes componentes, es
acercada al fuego para que hierva, cuando más se cuece, tanto más espesa
se haEcne”e.l discurso IV se extiende en una serie de farragosas explicaciones
y definiciones antes de referirse a las razones que aconsejan o prohíben la
purga. Insiste en que debe aplicarse una vez acabada la concocción o di-
gestión, dado que “... la naturaleza expele después de haber concocido y
segregado”.
El discurso V, al que Servet titula “sobre la composición de los jara-
bes y sus distintos usos”, es el más interesante bromatológicamente
hablando. Bajo la denominación de jarabes incluye jugos y extractos de
frutas, decocciones edulcoradas con miel o azúcar y otras preparaciones
similares. Dice que los antiguos jamás oyeron el nombre de jarabes, a
pesar de utilizar bebidas aperitivas a base de vino y miel, bebidas dulces y
otros preparados que ayudaban a purgar. Señala que las tres razones que
justifican el empleo de los jarabes son.
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