Page 27 - 68_03
P. 27
VOL. 68 (3), LA BROMATOLOGÍA EN LA OBRA DE SERVET
4.4 Obras médicas
Pero volvamos a nuestro fascinante y universal aragonés. De 1541 a
1553 permanece en Viena del Delfinado ejerciendo la medicina al amparo
del arzobispo Pierre Paulmier con quien le une una buena amistad desde
su época parisina. Posiblemente fueron los mejores años de su vida: go-
zaba de gran prestigio profesional, de excelente salud y de una buena si-
tuación económica. Todo ello le permitió entregarse con tranquilidad y
calma a los estudios bíblicos y a profundizar en sus ideas regeneracionis-
tas del cristianismo, pero sin olvidarse de la medicina, como lo prueba la
traducción que hace, con abundantes anotaciones, de la Materia Médica
de Dioscórides del griego al latín, obra descubierta en Sesma (Navarra) y
estudiada por primera vez por González Echeverría (1997). Volveremos
más tarde sobre este tema.
El último año de su estancia en Viena aparece su obra más famosa De
christianismi restitutio; llama poderosamente la atención que su teoría de
la circulación menor de la sangre la expusiese en un libro como éste, emi-
nentemente teológico pero, como dice Vives Coll (1988), no debe olvi-
darse que Servet aplicaba los modelos teológicos a la ciencia y a la vida.
La oxigenación de la sangre en los pulmones, antes de llegar al corazón y
“fruto del movimiento vital sanguíneo” fue un importantísimo descubri-
miento. Hoy se admite que fue Ibn an-Nafis en sus Comentarios al Canon
de Avicena quien describió por primera vez, en 1245 la circulación menor
de la sangre. Lo que se desconoce es si Servet tuvo acceso a los mismos
cuando llegaron manuscritos a Venecia en 1521. Quien si se cree que se
aprovechó de ellos fue Juan Velarde de Amusco al describir la circulación
en su Composición del cuerpo humano publicado en 1556. No obstante,
durante muchos años se atribuyó a Matteo Realdo Colombo, autor del
libro De re anatomica (1559), maestro del español Valverde, médico pa-
pal y magnífico profesor de anatomía de la prestigiosa universidad de
Padua. Hoy ya todo el mundo científico-médico atribuye la paternidad del
descubrimiento al sabio aragonés y algunos van más allá, como cuando
dice García Bragado (1977): “Universalmente admitida la idea de que
Miguel Servet fue el precursor del descubrimiento de la circulación san-
25