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B. SANZ PÉREZ                 ANAL. REAL ACAD. NAC. FARM.

los jarabes presentada cuidadosamente según el parecer de Galeno). La
primera edición apareció en París en 1537. Servet que acababa de matri-
cularse en la Facultad de Medicina de París, estaba dotado de una gran
inteligencia y era un excelente políglota, lo que le permitió conocer todas
las ramas del saber de su tiempo, poseer un gran bagaje científico y una
envidiable erudición. A ello debe añadirse que tuvo la suerte de contar
con grandes maestros y condiscípulos. Como otros de sus coetáneos com-
paginó los estudios de medicina con los de geografía, meteorología, as-
tronomía, matemáticas e incluso astrología, materias todas ellas que había
cultivado antes de dedicarse a la medicina y que nunca abandonaría.

     Todo lo anterior, unido a un firme carácter, le produjo más de un dis-
gusto y le llevó a participar en duras y agrias polémicas y en ocasiones a
realizar comentarios hirientes, gravemente ofensivos, como los que hizo a
propósito de la astrología y la medicina según cuenta Gómez Rabal
(1995) en la introducción al Syruporum: Afirmó que la astrología tiene
una importancia decisiva en la medicina y “... que los médicos que no
creían en ella eran unos ignorantes”. Por ello se sintió ofendida la Facul-
tad de Medicina de París y le acusó de astrología judiciaria.

4.3 Maestros y condiscípulos

     Servet tuvo la suerte de contar con grandes maestros y condiscípulos
entre los que destacaban Jacobus Sylvius, Gunther de Andernach, Am-
broise Paré y Vesalio. Como buen aragonés, era apasionado pero no faná-
tico, fue un fiel seguidor de las teorías hipocráticas y defensor, por lo tan-
to, de la vis medicatrix naturalis, esto es, de la fuerza restaudora de la
homestasis corporal que mantiene la salud. Desde sus primeras incursio-
nes por la medicina se muestra galenista convencido, lo que no obsta para
cuando lo cree conveniente critique a Galeno. A quienes censuró frecuen-
temente fue a los médicos árabes, contrariamente al parecer de muchos
médicos de su época y especialmente de los seguidores de la Escuela de
Salerno.

     Jacobus Dubois, conocido como Sylvius (1478-1555), pero que nada
tiene que ver con el descubridor del surco cerebral del mismo nombre, fue
un gran admirador y defensor de Hipócrates y Galeno cuyas teorías se-

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