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VOL. 66, (3) 2000 RIPS E INMUNOTOXINAS CONTRA EL CÁNCER
translocan espontáneamente al citosol y pueden entonces inhibir la
síntesis de proteínas (24).
Dado que, como también hemos demostrado recientemente la
mayor parte de ricina captada por la célula es degradada como la nigrina,
y que una pequeña fracción de ricina sufre transporte retrógrado
responsable de la alta toxicidad como ya hemos comentado (24),
proponemos la existencia de al menos dos tipos de receptores de
membrana plasmática para la ricina. Uno seria el responsable del
transporte mayoritario e improductivo, como le sucede a la nigrina b,
mientras que el otro sería responsable de que una pequeña parte de ricina
se internalize por la vía de transporte retrógrado al aparato de Golgi y
posteriormente al retículo endoplásmico rugoso, y de allí al citosol en
donde provocaría la inhibición de la síntesis de proteínas. La existencia de
ambos tipos de receptores para la ricina está en estudio en mi laboratorio
en la actualidad.
En la segunda parte de esta exposición quiero abordar la
utilización de RIPs en la construcción de inmunotoxinas y conjugados de
utilidad en la terapia experimental del cáncer.
Una inmunotoxina es una especie molecular producida
artificialmente a partir de un anticuerpo y una toxina, en particular una
proteína inactivadora de ribosomas. El anticuerpo está dirigido contra un
antígeno presente en la superficie de la célula blanco y por ello las
inmunotoxinas se convierten en los “proyectiles mágicos de Ehrlich”, al
identificar y matar a dichas células blanco (5,6,25).
Las primeras inmunotoxinas construidas utilizaban como
toxina la ricina entera, pero la elevada toxicidad inespecífica de esta
poderosa toxina desaconsejó su uso en terapia. El establecimiento de las
inmunotoxinas como herramientas terapéuticas vino con las denominadas
inmunotoxinas de primera generación, consistentes en la cadena A de la
ricina procedente de la disociación de ricina en medio reductor unida por
puentes disulfuro a un anticuerpo monoclonal dirigido a la célula blanco.
Sin embargo, la presencia de pequeñísimas cantidades de cadena B
contaminante permitía la reconstitución de la molécula de ricina y
confería a las preparaciones de inmunotoxina una toxicidad inespecífica
intolerable para una terapia eficaz y segura (5,6).
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