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TOMÁS GIRBÉS JUAN ANAL. REAL ACAD. FARM.
La sorpresa vino cuando estudiamos la síntesis de proteínas en
células humanas cultivadas, pues mientras que la ricina inhibe a 1 ng/ml,
la nigrina no hace absolutamente nada a esta concentración. Es más,
mientras que la dosis letal 50 % in vivo de la ricina es de 2,6
microgramos/Kg, la de la nigrina es 12 mg/kg en ratones (9).
Respecto al mecanismo molecular de inhibición de la nigrina
b es el mismo que el de la ricina, esto es la inactivación por depurinación
del ARN ribosómico que después de su tratamiento con anilina en medio
ácido libera un fragmento de ARN que se denomina fragmento de Endo y
que es diagnóstico de la acción de las RIPs (9).
El ARN ribosómico no es el único substrato de las RIPs.
Utilizando las nigrinas b y b básica hemos podido observar que ambas
RIPs pueden atacar tanto a ribosomas de reticulocito de conejo,
generando los fragmentos de Endo con anilina ácida, como al ARN
genómico del virus del mosaico del tabaco, que al tratarse con anilina
ácida se degrada totalmente, lo que es síntoma de una multidepurinación
extensa. Una de las nigrinas, la nigrina b básica, posee actividad
topológica sobre el ADN promoviendo la transición del ADN
superenrollado a las formas relajada y lineal (9,21).
Sambucus ebulus es una especie muy parecida a Sambucus
nigra de la que hemos aislado también diversas RIPs tanto de hojas, de
frutos como de rizomas. La proteína más estudiada ha sido la ebulina (8),
un dímero AB de masa relativa 56.000 cuya estructura molecular ha sido
determinada conjugando la secuencia del gen que la codifica con los
estudios de difracción de rayos X, trabajo este que se está realizando en
colaboración con el Prof. Jon Robertus de la Universidad de Texas en
Austin (pendiente de publicación). Como podemos ver la estructura de la
ebulina, aunque es distinta, se parece bastante a la de la ricina.
Para elucidar la causa de la falta de toxicidad de la nigrina en
relación con la ricina, iniciamos unos estudios de toxicidad comparada en
colaboración con el Prof. Fiorenzo Stirpe de la Universidad de Bolonia y
pudimos determinar que prácticamente toda la nigrina b que se une a
receptores de la membrana plasmática entra en la célula, es degradada y
sus restos expelidos después al espacio extracelular. Únicamente a muy
altas concentraciones, algunas moléculas presentes en los endosomas
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