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VOL. 66, (1) 2000   LOS SUELOS DE ESPAÑA

como en la “Iberia Seca” a una notable expansión de los regadíos,
especialmente tras las mejoras genéticas introducidas posteriormente en el
maíz.

La época reciente.

        No es posible exponer todos los condicionamientos que el Suelo
ha impuesto en los últimos tiempos a las transformaciones de la Agricul-
tura y las consecuencias de algunos de los fenómenos socio-económicos
en los que se halla implicado el suelo.

        Uno de los hechos de mayor trascendencia en los dos últimos
siglos, y hasta hace pocos años, ha sido el rápido crecimiento demográfi-
co de una población que a mediados del siglo XX aun se ocupaba en su
mitad en la agricultura.

        Unas pocas cifras pueden dar cuenta del desarrollo del problema:
(Anuario Estadístico de España, 1953) (12).

        Desde el final del reinado de Felipe II hasta el inicio de la Guerra
de la Independencia la población creció a un ritmo de 11.000 habitantes
más al año (la emigración a América de los hombres jóvenes era un
elemento de estabilización demográfica, así como el grado de salubridad).

        Pero desde esa época hasta 1897, a pesar de los acontecimientos
bélicos y de conservar los restos del imperio colonial, el incremento de
población en ese siglo era de 75.000 habitantes al año, siete veces mayor;
hasta 1930 el ritmo subió a 166.000 por año y entre 1930 y 1950 median-
do una guerra civil, el crecimiento fue de 220.000 habitantes/año.

        Esta explosiva presión demográfica no pudo soportar la demanda
de tierras para ocupar a las nuevas generaciones y entre incremento e
incremento de la población agrícola van apareciendo los sucesivos
procesos desamortizadores, iniciados en 1766-83 por Carlos III, monarca
“progresista”, por Godoy en 1798, el promovido por la Santa Sede en
1802, siguiendo con el más conocido de Mendizabal en 1837 y finalizan-
do en 1855 con la llamada Ley General. (13).

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