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CARLOS ROQUERO DE LABURU ANAL. REAL ACAD. FARM.
cultiva el viñedo, aun admitiendo para una misma denominación dos o
más variedades de cepas.
La extensísima comarca natural de La Mancha es evidente que
contiene suelos de cierta diversidad de caracteres, como puede compro-
barse en la Tesis Doctoral de V. Gomez Miguel (1985) (19) y en la de R.
Raggi (1983) desarrollada sólo en el Campo de Calatrava. Pero los suelos
típicos del viñedo de la Denominación de Origen La Mancha, que incluye
también la denominación de Valdepeñas de suelo muy característico en el
que bajo el horizonte superficial se halla otro intermedio, ambos con alto
contenido de caliza y a mayor profundidad aparece a veces otro fuerte-
mente cementado por la caliza, que ha sido preciso romper en cada hoyo
del viñedo para colocar la planta procedente del vivero y permitir su
desarrollo radicular en profundidad en los horizontes finales también muy
calizos, pero penetrables por las raíces. Los trozos extraídos del horizonte
de caliza cementado (petrocálcico) constituyen el material de construc-
ción más frecuente en La Mancha (20).
Es fácil comprender que este tipo de perfil no se presta al desarro-
llo del cultivo cereal, pues sus raíces sólo pueden llegar hasta la parte
superior del horizonte de caliza cementada, no contando con una reserva
de agua suficiente para alcanzar la madurez del grano.
La vegetación original fue un encinar continuo (Q. Ilex), con
algunas zonas de quejigo (Q. Toza o lusitanica) como indica el nombre de
Villarrobledo. La encina atravesaba el horizonte cementado a través de las
grietas verticales que esporádicamente se presentan, alcanzadas aleato-
riamente por las raíces pivotantes de una bellota afortunada.
Hay que tener en cuenta que tal perfil, una vez rebasada la barrera
mecánica, tanto por la raíz de la encina como por tronco del viñedo,
presenta la ventaja en un clima bastante árido como el manchego, de
mantener la reserva de agua en profundidad de modo más eficaz al estar
cortada la comunicación entre el subsuelo y la atmósfera, horizonte
cementado.
No es posible detenernos en la consideración de los
condicionamientos impuestos por el suelo en las 50 comarcas naturales
peninsulares con denominación de origen y en las 9 insulares, pese a
figurar entre ellas casos tan interesantes como los suelos del “Rincón de
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