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comportamiento es similar entre los distintos grupos diagnósticos. En cuanto
a los valores absolutos de linfocitos circulantes, destaca de forma global un
descenso del número de linfocitos CD8+, que afecta exclusivamente a los
CD8+memoria, y también un descenso muy significativo de células NK. Hay
que destacar por tanto normalidad en todos los grupos en el número de
linfocitos T CD4+ y linfocitos B. Los análisis de regresión realizados pusieron
de manifiesto que la pérdida de peso (Z-score IMC), independientemente del
subtipo diagnóstico, es el factor más relacionado con la linfocitosis relativa y
con la prioridad de mantener el número de linfocitos T CD4, a través de una
producción aumentada de linfocitos T naïve. La leptina en plasma tiene un
papel clave como mediador de este efecto ya que la asociación negativa con
el porcentaje de linfocitos es muy significativa.
Los niveles de citoquinas y adipoquinas en plasma en pacientes con TCA se
han encontrado alterados en casi todos los estudios publicados. Las
alteraciones descritas, de diversa índole, comprenden: 1) valores elevados de
citoquinas proinflamatorias en plasma de pacientes con AN. 2) valores
elevados de citoquinas proinflamatorias en cultivos no estimulados, 3)
disminución en la producción de citoquinas proinflamatorias en la respuesta
in vitro frente a mitógenos. 3) Disminución de los niveles de leptina en
plasma. 4) Aumento de los niveles de adiponectina. 5) alteración en el
acoplamiento temporal de producción de cortisol y leptina.
La explicación que se acepta sobre estos hallazgos es que las células
inmunológicas tienen una estimulación aumentada en situación basal y no
son capaces de responder adecuadamente a un estímulo adicional, como el
que supone un mitógeno o en su caso una infección por patógeno. La
alteración en los mecanismos de retroregulación de cortisol sobre citoquinas
impedirían la respuesta normal de fase aguda y explicaría la dificultad de las
pacientes para desarrollar las respuestas de infección con sus síntomas
típicos, como la fiebre.
Leptina y adiponectina son moléculas secretadas mayoritariamente en tejido
adiposo. La primera está implicada en control de peso y balance energético,
entre otras funciones, y la segunda en control de peso y sensibilidad a la
insulina. La leptina aumenta de forma aguda en respuesta a infección por
patógeno y es capaz de potenciar la respuesta inflamatoria, mientras la
adiponectina ejerce una regulación negativa de funciones inmunes. Para
ambas adipoquinas se ha sugerido un papel como mediadoras de la
alteración en la producción de citoquinas proinflamatorias en AN. En nuestro
estudio, el análisis global de las adipoquinas sin distinguir entre grupos