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Luis
García--Sevillano
la
acción
directa
de
citocinas
proinflamatorias
(en
particular
la
IL--1
e
IL--6)
sobre
receptores
de
citocinas
en
las
células
endoteliales
del
cerebro
(58).
Por
tanto,
la
fatiga
debe
ser
medida
como
una
parte
del
estado
del
paciente,
y
así
se
ha
observado
un
efecto
beneficioso
disminuyendo
la
fatiga
en
los
nuevos
tratamientos
con
antagonistas
de
citocinas
(59).
La
afectación
extraarticular
puede
afectar
al
50%
de
los
pacientes.
La
manifestación
más
frecuente
es
el
síndrome
de
Sjögren
(35%),
que
se
caracteriza
por
sequedad
bucal
y
ocular.
Los
nódulos
reumatoides
se
presentan
sobre
superficies
de
presión
como
codos,
tendón
de
Aquiles
y
dedos.
El
7%
de
los
pacientes
en
el
momento
del
diagnóstico
de
la
AR
tienen
nódulos
y
aproximadamente
un
30%
de
los
pacientes
tendrán
nódulos
en
algún
momento
de
la
enfermedad.
Los
nódulos
reumatoides
aparecen
más
frecuentemente
en
aquellos
pacientes
que
tienen
el
FR.
Las
manifestaciones
extra--articulares
más
severas
como
vasculitis,
enfermedad
pulmonar
intersticial,
pericarditis
y
pleuritis
son
más
frecuentes
en
aquellos
pacientes
con
nódulos
reumatoides.
Otras
manifestaciones
son
neuropatía
asociada
a
vasculitis,
alteraciones
de
la
fórmula
sanguínea
y
de
las
transaminasas,
atrofia
muscular,
síndrome
de
Felty,
glomerulonefritis
y
escleritis
(3).
DIAGNÓSTICO
Entre
los
factores
predictivos
para
el
diagnóstico
de
la
AR
desde
una
artritis
inflamatoria
periférica
tenemos
la
edad
avanzada,
sexo
femenino
y
rigidez
articular.
La
artritis
inflamatoria
evoluciona
a
AR
cuando
se
ven
afectadas
un
número
elevado
de
articulaciones
dolorosas
y
tumefactas,
tanto
grandes
como
pequeñas
articulaciones,
tanto
de
extremidades
superiores
como
inferiores
y
simétricamente
(60).
No
hay
ningún
test
específico
para
el
diagnóstico
de
la
AR.
El
diagnóstico
se
lleva
a
cabo
en
base
del
fenotipo
clínico
(poliartritis
simétrica
crónica)
y
con
la
ayuda
de
datos
analíticos
o
radiográficos
(erosión
articular).
Los
criterios
de
clasificación
diagnóstica
para
la
AR
se
desarrollaron
en
1987
(61)
por
el
Colegio
Americano
de
Reumatología
(ACR)
y
hasta
ahora
se
han
usado
principalmente
para
estudios
epidemiológicos
o
ensayos
clínicos
más
que
para
la
práctica
clínica.
Estos
criterios
surgieron
a
partir
de
pacientes
con
una
AR
establecida
y
tenían
una
muy
pobre
sensibilidad
para
el
diagnóstico
de
AR
en
pacientes
con
comienzo
reciente
de
la
artritis
(62).
Un
diagnóstico
y
un
tratamiento
precoz
efectivo
en
las
primeras
fases
de
la
enfermedad
reducen
el
daño
estructural
(63,64).
La
mayoría
de
los
pacientes
tienen
un
daño
radiológico
en
los
primeros
2
años
de
la
enfermedad
y
es
en
este
período
cuando
el
daño
estructural
avanza
con
más
rapidez.
Toda
artritis
de
más
de
4
semanas
de
duración
debe
ser
referida
a
atención
especializada
y
en
caso
de
sospecha
de
una
artritis
séptica
la
derivación
será
inmediata.
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