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Avances
en
artritis
reumatoide
puede
reducir
el
riesgo
de
presentar
AR
(28).
En
cuanto
a
los
factores
dietéticos
la
ingesta
de
vitamina
D
está
inversamente
relacionada
con
el
curso
de
la
AR,
aunque
hay
estudios
en
los
que
no
se
ha
observado
una
relación
entre
los
niveles
en
plasma
de
vitamina
D
y
la
presencia
de
los
auto--anticuerpos
en
la
AR
(29,
30).
Los
ácidos
grasos
poliinsaturados
de
cadena
larga
omega
3,
que
se
encuentran
principalmente
en
el
pescado
azul,
disminuyen
la
producción
de
eicosanoides,
citocinas,
especies
reactivas
de
oxígeno
y
la
expresión
de
moléculas
de
adhesión
que
intervienen
en
la
inflamación
(31).
Los
ácidos
grasos
omega
3
intervienen
en
la
producción
de
las
resolvinas
(una
familia
de
mediadores
antiinflamatorios).
Estudios
de
caso--control
y
de
cohortes
han
mostrado
un
efecto
protector
modesto
de
los
ácidos
grasos
omega
3
marinos
en
el
riesgo
de
desarrollar
AR
(32).
Además,
el
consumo
de
pescado
también
ha
demostrado
mejorar
los
síntomas
de
la
AR
y
su
progresión
(33).
Parece
que
los
antioxidantes
podrían
proteger
frente
a
la
aparición
de
la
AR,
pero
los
resultados
para
los
antioxidantes
por
separado
son
contradictorios
(34).
Otros
posibles
factores
de
riesgo
que
se
han
investigado
bastante
en
su
asociación
con
la
AR
son
las
infecciones
víricas
(virus
de
Epstein--
Barr,
parvovirus
humanos
B--19)
y
bacterianas
(Proteusmirabilis,
micobacterias,
micoplasmas,
etc.).
Recientemente
se
ha
investigado
el
papel
de
una
bacteria
causante
de
infecciones
periodontales,
Porphyromonas
gingivalis,
la
cual
parece
ser
bastante
prevalente
en
los
estadios
iniciales
de
la
AR
(35).
P.
gingivalis
es
la
única
bacteria
que
causa
infecciones
en
humanos
y
que
contiene
la
enzima
peptidil
arginina
deiminasa,
la
cual
tiene
la
capacidad
de
citrulinar
las
proteínas
(36).
Estas
proteínas
citrulinadas
podrían
favorecer
la
producción
de
ACPA
y
desencadenar
la
AR,
aunque
se
necesitan
más
investigaciones
al
respecto
(37).
También
se
ha
estudiado
la
relación
entre
la
obesidad
y
la
AR
por
varios
investigadores.
Se
ha
observado
un
incremento
de
la
morbilidad
y
mortalidad
cardiovascular
en
aquellos
pacientes
con
AR
(38).
Ajeganova
et
al.
(39)
y
Wolf
y
Michaud
(40)
mostraron
que
la
obesidad
está
asociada
a
un
empeoramiento
de
la
clínica
de
la
AR.
Además,
Stavropoulos--Kalinoglou
et
al.
(41)
pusieron
de
manifiesto
que
mientras
la
terapia
anti--TNF
(Factor
de
Necrosis
Tumoral)
mejoraba
la
sensibilidad
a
la
insulina
en
los
pacientes
con
AR
y
normopeso,
no
ocurría
lo
mismo
en
los
pacientes
con
sobrepeso.
FISIOPATOLOGÍA
DE
LA
AR
La
AR
se
caracteriza
por
la
inflamación
de
la
membrana
sinovial,
seguida
de
la
formación
de
un
tejido
que
se
llama
“pannus”
y
que
conduce
a
la
destrucción
del
cartílago
y
erosión
de
los
huesos
con
la
consiguiente
limitación
funcional,
junto
con
las
manifestaciones
extraarticulares.
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