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Luis
García--Sevillano
Parece
ser
que
una
producción
de
auto--Ac
(ACPA,
FR)
e
inflamación
sistémica
precederían
a
la
inflamación
sinovial;
en
algunos
pacientes
hasta
15
años
antes
(42).
En
la
inflamación
de
las
articulaciones
intervienen
una
serie
de
cascadas
inflamatorias,
desencadenadas
probablemente
por
la
inmunidad
adaptativa,
tanto
en
los
pacientes
que
presentan
o
no
el
FR
o
ACPA.
En
la
AR
se
ha
observado
que
las
células
progenitoras
hematopoyéticas
presentan
un
acortamiento
telomérico
inapropiado
para
su
edad
que
podría
producir
envejecimiento
prematuro
y
una
posible
restricción
de
la
capacidad
proliferativa
(43).
Este
defecto
parece
estar
específicamente
conectado
con
la
cascada
de
señalización
ERK
(44).
La
membrana
sinovial
es
el
lugar
donde
se
inicia
el
proceso
inflamatorio
articular
y
está
compuesta
por
una
población
de
células
entre
las
que
destacan
los
fibroblastos
y
los
macrófagos.
La
inflamación
de
la
membrana
sinovial
se
produce
tras
la
infiltración
en
la
misma
de
linfocitos
T
(45)
y
B
(46),
células
endoteliales
y
macrófagos
activados,
que
van
a
producir
una
serie
de
mediadores
solubles,
en
su
mayoría
citocinas
(47,
48),
pero
también
factores
de
crecimiento,
quimiocinas
y
moléculas
que
participan
en
la
señalización
intracelular
(Figura
1).
Las
vías
de
transducción
de
señales
intracelulares
también
pueden
estar
implicadas
en
la
patogénesis
de
la
AR
(vías
de
la
quinasa
Janus,
quinasas
proteínicas
activadoras
de
mitógenos,
NF?ß,
quinasa
c--Jun
N--terminal,
RANKL,
ligando
del
receptor
activador
del
factor
nuclear
kappa
B,
etc.).
Las
citocinas
son
proteínas
o
glucoproteínas
de
bajo
peso
molecular
que
tienen
una
vida
media
corta,
que
son
producidas
principalmente
por
las
células
del
sistema
inmunológico
y
que
actúan
como
mediadores
fundamentales
en
la
transmisión
de
señales
intercelulares.
Dentro
de
los
linfocitos
T,
la
infiltración
en
particular
de
los
linfocitos
Th
17
que
son
secretores
de
la
citocina
con
mayor
efecto
proinflamatorio,
la
IL--17;
parece
ser
la
responsable
de
la
iniciación
del
proceso
inflamatorio
al
interaccionar
con
CD,
macrófagos
y
linfocitos
B
(Figura
1).
La
IL--17
induce
la
degradación
directa
de
los
proteoglucanos
del
cartílago.
La
IL--17
induce
la
expresión
del
ligando
RANKL
en
los
fibroblastos
sinoviales,
que
van
a
provocar
la
diferenciación
de
los
osteoclastos,
que
migran
hacia
la
zona
marginal
iniciando
la
erosión
ósea
(49,
50).
La
IL--17
desencadena
un
incremento
en
la
inflamación
local
a
través
de
citocinas
inflamatorias
como
el
TNFa,
IL--1
e
IL--6.
Las
células
Th1
y
Th2
tienen
efectos
inhibitorios
en
la
osteoclastogénesis
a
través
de
la
secreción
de
interferon--?
(IFN--?)
e
IL--4
respectivamente
(Figura
2).
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