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Sesión
científica
Premios
Nobel
2012
Los
receptores
tienen
la
capacidad
de
actuar
como
detectores
de
señales
y
de
transformar
ese
acto
de
reconocimiento
molecular
en
una
señal
intracelular
(denominada
“segundo
mensajero”).
Los
segundos
mensajeros,
ya
desde
dentro
de
la
célula,
modifican
la
actividad,
localización
o
interacciones
entre
proteínas
celulares
(controlando
así
el
metabolismo,
o
la
función
del
citoesqueleto,
por
ejemplo)
y
también
regulan
la
expresión
génica,
promoviendo
una
respuesta
celular
específica
e
integrada
(Figura
1).
Por
tanto,
los
sistemas
de
señalización
celular
están
normalmente
organizados
en
etapas
secuenciales
de
detección,
transformación,
amplificación
y
diseminación
de
la
señal,
que
son
un
poderoso
instrumento
para
el
control
de
las
principales
funciones
celulares.
Figura
1.--
Organización
de
las
cascadas
de
señalización
controladas
por
receptores
situados
en
la
membrana
plasmática.
Es
importante
recordar
que
estos
sistemas,
para
ser
eficaces,
tienen
que
funcionar
de
forma
transitoria
y
controlada
de
tal
forma
que
sólo
persista
la
señal
mientras
lo
haga
el
mensajero.
Por
tanto,
tienen
que
existir
además
procesos
de
terminación,
adaptación
e
integración
que
aseguren
en
todo
momento
su
activación
y
desactivación
controlada.
La
mayoría
de
los
mensajeros
se
unen
a
receptores
situados
en
la
membrana
plasmática
de
las
células
diana.
Se
distinguen
tres
grandes
clases
de
135