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J.
PUERTO
coleccionista
que
el
positivismo
alentó
entre
los
historiadores
de
las
diferentes
ramas
científicas.
Hasta
1923
no
fue
nombrado
Secretario
de
la
Facultad
de
Farmacia
y
en
esa
misma
fecha,
en
los
armarios
acristalados
de
la
Secretaría,
de
la
Sala
de
Juntas
y
en
las
boardillas
del
edificio
que
hoy
ocupa
la
Real
Academia
Nacional
de
Farmacia,
comenzó
a
guardar
cuantos
instrumentos
inservibles
eran
desechados
por
los
laboratorios
del
centro.
Así
pudieron
conservarse
piezas
tan
irremplazables
como
los
utensilios
de
vidrio
procedentes
del
viejo
laboratorio
de
química
del
Colegio
de
Boticarios
de
Madrid,
algunos
de
ellos
heredados
seguramente
por
Andrés
Alcón
(1782--1850)
del
laboratorio
de
Luis
José
Proust
(1754--1826)
de
la
calle
del
Turco,
alguno
de
sus
crisoles
de
platino,
parte
del
instrumental
del
Colegio
de
Farmacia
de
San
Fernando
–el
primer
centro
en
impartirse
enseñanza
farmacéutica
oficial
(1815),
después
del
Real
Jardín
Botánico
madrileño
(1780)--
o
la
placa
del
herbario
del
Colegio
de
Farmacia
de
Santiago
de
Compostela
objetos,
todos
ellos,
de
valor
intelectual
y
material
incalculable.
Poco
tiempo
después
entró
como
Profesor
Auxiliar
suyo
Rafael
Roldán
Guerrero
(1888--1965)
y
ambos
se
empeñaron
en
la
obra
de
implantar
museos
de
Farmacia
en
España.
Roldán
era
farmacéutico
militar,
en
cuyo
cuerpo
llegó
a
General,
y
logró
convencer
a
las
autoridades
para
montar
un
excelente
museo
en
los
locales
anejos
al
Parque
de
Farmacia
militar.
Hoy
en
día
mejorado,
modernizado
y
magnífico.
Rafael
Folch,
visitante
asiduo
del
Rastro
madrileño,
se
hizo
con
una
colección
magnífica
de
cerámica
farmacéutica.
Logró
la
donación
o
la
compra
de
varios
conjuntos
excelentes.
Entre
ellos
un
botamen
de
cerámica
catalana
con
influencia
francesa,
del
siglo
XVIII,
adquirido
al
farmacéutico
Ferrer
de
Puigcerdá
(Girona),
que
se
conserva
en
las
anaquelerías
de
la
también
catalana
farmacia
Gibert.
La
de
Gibert,
antigua
botica
de
Torredembarra
(Tarragona)
fue
la
primera
farmacia
importante
que
logró
adquirir
en
1948,
mediante
una
donación
de
la
Junta
de
Facultad
de
Farmacia
de
Madrid,
con
motivo
del
Primer
Congreso
Hispano--Portugués
de
Farmacia.
En
el
año
1929,
el
farmacéutico
Aurelio
Gamir
(1878--ca.1942)
financió
la
reproducción
de
la
farmacia
del
Hospital
Tavera
de
Toledo,
para
ser
expuesta
en
la
Exposición
Hispano--Americana
de
Sevilla.
Una
vez
finalizada
la
muestra
en
1930,
la
cedió
al
museo
de
la
Facultad,
aunque
hubo
de
guardarse
en
los
desvanes
por
falta
de
espacio.
Pese
a
no
poderlo
instalar,
Rafael
Folch
siguió
con
su
hábito
coleccionista,
animado
por
el
viaje
efectuado
en
1934
al
museo
de
Historia
de
la
Farmacia
de
Basilea
y
al
aliento
de
su
fundador,
el
profesor
de
Historia
de
la
Farmacia,
Joseph
Anton
Häfliger
(1873--1954).
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