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MONTURIOL, F. Y JIMÉNEZ, R.  AN. R. ACAD. NAC. FARM.

convertirse en hielo por enfriamiento, presión que puede llegar a los
2.500 Kg por centímetro cuadrado.

    En suelos con mayor desarrollo se han dado procesos de desin-
tegración química y en los que el agua, como ya hemos indicado,
sola o acompañada por ejemplo del anhídrido carbónico es funda-
mental para el ataque de los minerales que constituyen el material
de partida y que realiza mediante la disolución, la hidratación, la
hidrólisis y la lixiviación de los componentes. En algunas zonas del
término, pueden encontrarse bien en algún tipo de material que
rellena la depresión, principalmente conglomerados, bien en algún
tipo de suelo como en los «calcisoles» (18), encostramientos y acu-
mulacones calizas, originadas por ascenso, descenso o por sedimen-
tación del carbonato cálcico, habiendo demostrado Vogt (19) y
Mathieu y cols. (20), con bastante aproximación, como la teoría
sedimentaria y la edáfica se combinan en la formación de las costras
calizas.

    Por último tenemos los procesos, principalmente bioquímicos,
que conducen a la descomposición de los restos vegetales y por lo
tanto a la formación del humus. La humificación es en sí un proceso
que como decía Stebutt (21) es intermedio entre la carbonización y
la combustión, es decir entre la mayor y mejor conservación del
material orgánico del suelo, bajo la foma de humus y su destrucción.
Es la humificación un proceso complejo, pero dominado fundamen-
talmente por los microorganismos que habitan en el suelo.

    En el territorio que nos ocupa en este trabajo, y por la combina-
ción de los distintos factores, el proceso formador dominante es la
desintegración física de los materiales de partida. Procesos de hidró-
lisis y de lixiviación están presentes también en algunos suelos exis-
tentes e incluso procesos de humificación a partir de los escasos y
pobres restos vegetales dada la poca masa forestal presente. Pero lo
que una manera clara queda patente en este término y en los que le
rodean, son los efectos de los diversos procesos erosivos, muchos
naturales, como consecuencia del levantamiento de los depósitos
que rellenaron la depresión, agentes naturales como el agua, las
tormentas eléctricas y el viento que, como decía el profesor Jiménez
Gómez (22), fallecido por desgracia hacía poco, un viento puede
hacer perder hasta 150 toneladas de suelo en una hora. Pero por

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