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VOL. 75 (E), 831-848, 2009 LOS SUELOS
los Leptosoles rendzínicos como los móllicos tienen un horizonte
A, orgánico de tipo móllico, es decir con contenidos en carbono
orgánico siempre superior al 0,6 por ciento y en los que la relación
Carbono/Nitrógeno es próxima a 10 lo que indica un buen grado
de humificación. Se diferencian sobre todo en el contenido de car-
bonato cálcico, muy próximo al 60%, en los rendzínicos mientras
que en los móllicos este contenido es inferior al 40%. Pueden
encontrarse en algunas situaciones, sobre materiales no calizos,
Leptosoles eútricos, que no son calizos pero que tienen un grado
de saturación en bases superior al 50%. Y por último tenemos los
Leptosoles líticos (Figura 3). Son los suelos que antes llamábamos
«litosoles» y que son los leptosoles con una profundidad máxima
de 10 centímetros. Son los suelos representativos de los paisajes
más abruptos.
Figura 3. Leptosoles líticos.
En zonas con topografía menos accidentada, con materiales de
partida más asequibles, depósitos coluviales, derrubios de ladera,
terrazas fluviales antiguas, donde los procesos de formación y alte-
ración química pueden actuar con mayor profundidad, encontramos
los CAMBISOLES. Son suelos con un mayor grado de desarrollo,
pues presentan lo que se llama un horizonte de alteración, horizonte
B, y que en la Taxonomía americana se denomina horizonte cámbi-
co, proveniente del latín «cambiare». Este mayor desarrollo, perfil
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