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VOL. 75 (E), 831-848, 2009 LOS SUELOS
que alcanzan algunos cerros, como los de Los Calderones, de los
Pradicos, de los Cocones y el del Romeral, representando la altura
máxima, La Serrata de Leiva de 1.136 metros y todos ellos ubicados
en la parte occidental del término.
A los datos aportados en el capítulo que sobre el Clima encontra-
mos en este estudio relativo al Balneario de Alicún de las Torres,
añadiremos algunos más, estrechamente relacionados con caracte-
rísticas de los suelos y con aspectos agrológicos de los mismos. De
los datos presentados, vemos que aunque la pluviosidad raramente
supera los 400 mm anuales, esa lluvia muchas veces es torrencial,
factor determinante de la erosión que domina en el término que
estudiamos. De esos mismos datos deducimos que la duración del
periodo seco es largo, a veces superior a los 5 meses, con una Eva-
potranspiración media anual algo mayor de 900 mm, y por lo tanto
con un déficit medio anual superior a los 500 mm. Con estos y otros
datos como temperaturas medias de los meses mas fríos y mas cá-
lidos, 31,9 ºC y 2,4 ºC respectivamente, valores extremos de las tem-
peraturas y duración de las heladas y aplicando la clasificación agro-
climática de Papadakis (4), nos encontramos con unos inviernos tipo
«Avena fresco» y veranos tipo «Arroz», lo que supone siguiendo a
Turc (5), una potencialidad de valor 6 en secano y de 50 para el
regadío, lo que equivale a unas 5 Tm de materia seca por hectárea
y año en secano y a 30 Tm en regadío.
Ya en anteriores trabajos que la Real Academia Nacional de
Farmacia realiza acerca de las características y propiedades de dis-
tintos balnearios, como por ejemplo el de Alhama de Granada (6), se
incluye un capítulo sobre los suelos y en él se indica que si impor-
tante en una región es el clima atmosférico no menos lo tienen los
regímenes de temperatura y de humedad que tienen los suelos para
el desarrollo de las plantas y en la misma formación y evolución de
los suelos y aunque la moderna clasificación de la FAO (7), que
nosotros empleamos, no los recoge directamente, otras como la Soil
Taxonomy americana (8), sí lo contempla hasta el punto de emplear-
los como ocurre con el Orden de los Aridisoles. En este sentido,
diversos investigadores como Newhall (9), Van Wambeke (10) y
Tavernier y Van Wambeke (11), elaboraron modelos de simulación
del sistema aire-suelo-planta y partiendo de esos trabajos Lázaro,
Elías y Nieves (12), confeccionaron para la España peninsular un
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