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ANA M.a PASCUAL-LEONE PASCUAL

3.5.5. Posible acción sobre la célula cancerosa

    En 1950 Hamilton y Teng (69) describieron el concepto de muerte
celular programada o apoptosis, y, después, fue descrita la regresión
de los conductos müllerian como un ejemplo clásico de apoptosis pro-
ducida, durante la organogénesis, en la remodelación de tejidos. Este
proceso es el que se sigue, en el mundo animal, para eliminar las
membranas interdigitales en muchas especies, en la modelación de
brácteas y en muchos otros órganos. Está caracterizado por la forma-
ción intracelular de partículas ricas en lisosomas, las cuales preceden
a la fagocitosis por las células vecinas. Por el microscopio electrónico
se puede seguir la regresión de los conductos müllerian y, claramen-
te, visualizar el proceso de autofagocitosis. También se ha seguido el
proceso en estudios in vitro realizados en cultivo con fragmentos de
testículos fetales.

    Uno de las primeros fenómenos que se aprecia es la rotura de
las membranas basales, como primer signo de canales müllerian en
regresión. La fragmentación va acompañada de desaparición de fi-
bronectina y separación de células epiteliales que pasan hacia el me-
sénquima (9). Con la formación de una transformación epitelial-
mesenquimal que se incorpora en el mesonephros, el cual, finalmente
reabsorbido, también desaparece. Hay un cruzamiento entre capas
epiteliales y mesenquimáticas para que los conductos müllerian de-
saparezcan. Actualmente, está totalmente establecido que MIS induce
apoptosis en las células epiteliales de los canales müllerian por un me-
canismo paracrino, ya que se ha encontrado el receptor II de MIS en
zonas mesenquimáticas (9). También se conoce que la parte de los
conductos müllerian que, en las hembras, se convierten en tubos de
Falopio son más sensibles a la acción regresiva de MIS (70).

    Este papel de MIS, como inhibidor del crecimiento celular, des-
pertó, en seguida, la sospecha de que quizá podría, postnatalmen-
te, continuar su acción sobre tejidos que hubieran sido originados
en los conductos müllerian, y se pensó que quizá podría, postnatal-
mente, continuar su acción sobre tejidos tumorales que hubieran
sido originados en dichos conductos. Se sugirió que se podrían su-
primir así proliferaciones neoplásicas. Es decir, el posible uso tera-
péutico de MIS como represor de tumores. Todo ello ha estimulado,
sin duda, el estudio de esta hormona.

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