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ANA M.a PASCUAL-LEONE PASCUAL

en periodos inmaduros la acción de las hormonas gonadales a nivel
cerebral es de organizadoras de los circuitos neuronales que se están
conformando. Aunque, actualmente, muchos de estos procesos cere-
brales nos son todavía desconocidos (34, 79).

    Hoy, en el momento en que las finas técnicas de la biología mo-
lecular están permitiendo la clonación del gen de MIS y sus recep-
tores, el descubrimiento de Jost planteado con visión estrictamente
fisiológica, y realizado con técnicas quirúrgicas, resulta una aporta-
ción más sugestiva que nunca, con aplicaciones terapéuticas muy
por encima de las que él podía vislumbrar. Además de su papel para
aclarar patologías y anomalías de intersexualidad, con ser ya éstas
enormemente útiles y necesarias, parece que, en este momento, es-
tamos comenzando a descubrir facetas del factor de Jost que no
sabemos aún donde nos llevaran.

    En el año 1989 el Profesor Jost vino a Madrid a un Congreso
Internacional de Bioquímica Perinatal organizado por el Doctor José
Manuel Cuezva y por mí y subvencionado por la Fundación Ramón
Areces (80), y dio una espléndida conferencia sobre su hormona. En
el coloquio le pregunté qué más acciones se presumía que podía
tener dicha hormona, sonriendo me dijo: «probablemente acciones
sobre las secreciones de la corteza suprarrenal» … no he encontrado,
hasta el momento, nada realizado al respecto pero, sin embargo, son
evidentes, ahora, sus acciones en la esteroidogénesis en el ovario, en
periodo postnatal y, también, sobre las células de Leydig. El tiempo
dirá si, también, las tiene sobre la esteroidogénesis de las hormonas
suprarrenales.

    Para terminar, y a título de sugerencia: ambas secreciones testi-
culares del feto, testosterona y MIS, producen y rigen el dimorfismo
sexual gonadal, que hemos llamado periférico, pero sólo conocemos,
hasta el momento, que la testosterona diferencia el hipotálamo, y
aunque la hormona anti-müllerian actúa de forma paracrina en la
regresión de los conductos de Müller y a pesar de ello, quizá pode-
mos preguntar, ¿encontraremos en el futuro alguna acción de AMH
en el cerebro? ¿existirán en él sus receptores que acabamos de des-
cubrir?... Dejo la pregunta en el aire.

    De cualquier forma que sea, el estudio de la hormona anti-mülle-
rian nos está, sin duda, ayudando a aclarar esa intrincada familia de

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