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ANA M.a PASCUAL-LEONE PASCUAL

de circuitos de células nerviosas envueltos en el control de la conduc-
ta sexual estudiada en determinados modelos animales.

    Se hicieron tres tipos de experimentos: 1) inyecciones de testos-
terona o estradiol marcados con tritio a animales castrados; 2) tras-
plantes de testículos u ovarios al mismo tipo de animales, y 3) im-
plante directo de dichas hormonas gonadales marcadas con tritio en
ciertas zonas cerebrales (14).

    Fue la técnica de autorradiografía la que permitió hacer visibles,
bajo el microscopio, las neuronas sensibles a las hormonas esteroides.
Ratas, a las que previamente se quitaron los ovarios, se inyectaron,
intravenosamente, con estradiol marcado con tritio y, se sacrifica-
ron dos horas después. Posteriormente, se seccionaron sus cerebros
y se congelaron. Los distintos cortes cerebrales se pusieron en contac-
to con una emulsión fotográfica, y se almacenaron por espacio de
3-12 meses. La radiactividad del tritio va impresionando la placa foto-
gráfica y revela, con bastante precisión, dónde ha quedado localizado
el estradiol marcado con tritio (17). El estrógeno radiactivo se concen-
tra, específicamente, en la rata, en células del área preóptica, en el
hipotálamo y en la amígdala. Estas son áreas del primitivo cerebro
«archipallium», el cual se sabe que juega un papel importante en los
procesos sexuales de conducta. En estas tres regiones se ha estable-
cido que pueden existir, en cada núcleo aislado celular, de tres mil a
cinco mil moléculas de estradiol, mientras en la hipófisis se cuantifi-
can alrededor de doce mil moléculas; cantidad similar a la capacidad
del receptor encontrada en las células del útero. También existen dife-
rencias individuales en la capacidad de unión de los receptores en
dichas tres zonas cerebrales. Estos estudios, sobre la capacidad de
ciertas zonas en el cerebro, para fijar el estradiol, y, por tanto, la loca-
lización de los receptores específicos, se han ampliado, siempre con
técnicas de autorradiografía, a peces, anfibios o pájaros, encontrán-
dose implicadas, en todos ellos, la mismas zonas cerebrales. Finalmen-
te, se ha hallado que la distribución de receptores estrogénicos en el
cerebro del mono, en dichas zonas, es similar a las encontradas en
el cerebro de la rata, lo que parece hacer extensiva la localización de
estrógenos al cerebro humano (16).

    Fueron Naftalin y sus colaboradores (18) los que encontraron, en
el cerebro de rata recién nacida, la dotación enzimática para desdo-

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