Page 68 - 73_01
P. 68

RAFAEL GIRALDO SUÁREZ  AN. R. ACAD. NAC. FARM.

lo que habría sido suficiente para trazar un modelo de la estructura
del holoenzima en el que se distinguiera el esqueleto polipeptídico
de las diez subunidades. Sin embargo, la reconstrucción matemáti-
ca, mediante transformadas de Fourier, de la densidad electrónica
de los átomos que componen la RNApol II requería no sólo las
amplitudes de cada reflexión (obtenidas de manera directa de los
datos del experimento de difracción) sino también sus fases, que
podrían ser inferidas de la localización de átomos pesados en la red
cristalina (12). Los primeros empleados con éxito fueron 18 átomos
de wolframio, agrupados en un clúster, que se incorporaron a los
cristales por difusión. Las fases obtenidas, hasta 5 Å de resolución,
permitieron localizar diversos lóbulos en el enzima (13), que podían
ser superpuestos sobre el volumen previamente obtenido mediante
microscopía electrónica. La posición de uno de ellos difería entre
ambas estructuras, lo que sugería que podría desplazarse para abra-
zar el ADN molde, como se discutirá más adelante.

    No había pasado aún un año, cuando condiciones de cristali-
zación mejoradas permitieron reducir ligeramente el tamaño de la
celdilla e incluir otros grupos de átomos pesados en la red cristalina.
Como resultado, se obtuvieron fases fiables hasta una resolución de
3.1 Å, a la que fue ya posible el trazar las cadenas polipeptídicas y
así distinguir a-hélices y láminas-ß (14). La sustitución de los iones
de Mg2+, presentes en los cristales, por Zn2+ condujo a determinar su
posición y así postular la localización del centro activo en el holoen-
zima. Por último, la más nítida definición de lóbulos y dominios
asociada al aumento en la resolución trajo consigo el modelado de
una localización plausible tanto para el ADN molde como para el
ARN naciente.

    Una ulterior mejora en las condiciones de cristalización y la sus-
titución de las 94 metioninas presentes en la RNApol II por su aná-
logo Se-Met permitieron extender la resolución hasta 2.8 Å y con
ello proceder al trazo de las cadenas laterales de los residuos amino-
ácidos sin ambigüedades notorias y con una buena estereoquími-
ca (15). En dicho modelo se caracterizaron los residuos que partici-
pan en los contactos entre las diez subunidades presentes (Fig. 1A).
Quedó así perfectamente definida la existencia de cuatro grandes mó-
dulos, potencialmente móviles en respuesta a la unión del holenzima
al ADN. Otro elemento entonces identificado de manera inequívoca

130
   63   64   65   66   67   68   69   70   71   72   73