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MARIO SAPAG-HAGAR AN. R. ACAD. NAC. FARM.
amplia como la humana, ya que su cavidad faríngea, que sirve de
caja de resonancia, es más pequeña.
La peculiar posición de la laringe en el hombre se debe a que,
hace cerca de 2 millones de años, el clima se tornó excesivamente
seco, lo cual forzó al homínido africano, precursor del hombre ac-
tual, a tener que estirar el cuello para poder respirar mejor. Se fue
produciendo así un aumento en la longitud del cuello y un descenso
gradual de la laringe, que es lo que determinó, junto a un aumento
de la agudeza auditiva, la evolución del lenguaje humano, íntima-
mente ligado al desarrollo de la mente. Como el estudio de las larin-
ges pretéritas no es posible, por tratarse de tejido blando que no se
fosiliza, Laitman (EE.UU.) obvió el problema al demostrar que la
forma de la base del cráneo depende de la posición de la laringe,
base que es plana en los mamíferos excepto en el hombre moderno
en el que es arqueada. Así, una base craneal lisa significaría incapa-
cidad para hablar (caso del australopiteco) y, por el contrario, diver-
sos grados de curvatura indicarían inclinaciones variables de la fa-
cultad del lenguaje. El cráneo del Homo erectus (que vivió hace cerca
de 1.600.000 años) presenta un grado de curvatura muy similar a la
de un niño actual de seis años, lo que se interpreta como que ya
podría expresarse con una gama de sonidos bastante amplia, pero
era incapaz de pronunciar algunas vocales como «u», «a», «i».
Además hay que mencionar el hueso hioides, situado en la región
posterior del suelo de la boca de donde arrancan varios músculos de
la lengua y otros que elevan la laringe.
Es importante señalar el gran aporte de los paleontólogos es-
pañoles, particularmente de J. L. Arsuaga e I. Martínez Mendizábal,
de la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad de
Alcalá de Henares, respectivamente. Sus investigaciones se han rea-
lizado en los yacimientos cuaternarios de la Sierra de Atapuerca,
cercana a la ciudad española de Burgos, que conserva el más com-
pleto registro fósil de Eurasia. Desde 1999 se han encontrado alre-
dedor de 3.000 fósiles humanos de casi 300 mil años de antigüedad,
antecesores de los neandertales, lo que permite por primera vez en
la historia de la paleoantropología, estudiar un grupo humano (25).
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