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VOL. 72 (2), 235-281, 2006 LA EVOLUCIÓN Y EL ASCENSO BIOQUÍMICO-MOLECULAR...
tación del aprendizaje y la creación de lazos afectivos descrita por
K. Lorenz.
Si bien todos estos fenómenos confluyen en la mente humana y
constituyen la naturaleza del comportamiento del hombre, no sería
correcto situar todos estos fenómenos como un espectro que va desde
lo genético a lo ambiental, pues hay que entender los genes si es que
se desea comprender cada uno de los fenómenos mencionados.
El paradigma biológico dominante durante la penúltima década
del siglo XX (1980-1990) lo constituyó la máxima importancia atri-
buida a los genes en la especificidad de numerosas acciones fisioló-
gicas, patológicas, conductuales, antropológicas, etc., atmósfera que
continuó con la proliferación de noticias relativas a los avances en
la clonación y función atribuida a los genes. El clímax lo protagoni-
zó Craig Venter al anunciar en febrero de 2001 la secuenciación de
prácticamente los 30.000 genes que contiene el genoma humano,
fortaleciendo una corriente reduccionista que atribuye al genoma
humano la clave de nuestra condición humana. Paralelamente, un
grupo de destacados científicos considera un error el enfoque 100
por 100 reduccionista, pues los genes actúan en el contexto del or-
ganismo in toto, entero, y también del entorno (ambiente). Los actos
humanos residen tanto en la herencia como en el ambiente, tema
central desarrollado magistralmente por Matt Ridley en su libro
«¿Qué nos hace humanos?» (3). Su postulado es que tanto la natu-
raleza (herencia) como el ambiente explican en su interacción la
conducta humana y una voluntad libre influida por el instinto: ge-
nes, cultura, experiencia (entorno). No se trata ya de la herencia o
naturaleza frente al ambiente sino de la herencia a través del am-
biente.
Jean Piaget, notable psicólogo, pedagogo y biólogo suizo que
estudió la inteligencia humana y el desarrollo mental del niño, ela-
boró una epistemología de tipo genético (una teoría del conocimien-
to científico basada en el análisis de su propio desarrollo en el niño).
Postuló que las estructuras mentales necesarias para el desarrollo
intelectual venían determinadas genéticamente, pero el proceso por
el cual se desarrolla el cerebro que está madurando requiere infor-
mación sobre el resultado de la experiencia y la interacción social
(su ambiente). K. Lorenz fue defensor de lo genético (naturaleza) y
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