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VOL. 71 (2), 387-427, 2005  LA TOXINA BOTULÍNICA COMO MEDICAMENTO

la deglución, causando pérdida del peristaltismo con el consiguiente
éstasis de los alimentos y dilatación esofágica a la que se debe la
mayoría de los síntomas. Fue descrito por Thomas Willis en 1679.
Su incidencia al menos en EEUU y Europa es de 5 a 10 por 106 habi-
tantes (Wong y cols. 1989, Veme y cols. 1997. Niwamoto y cols.
1995) pensaron que podría deberse a un herpes virus humano o al
del sarampión que negaron Birgisson y cols. (1997) al no haberlo
visualizado en los plexos nerviosos ni en las neuronas del ganglio del
vago; sí se han hallado anticuerpos anti-neurona entérica por Veme
y cols. (1997). Sea cual fuere su causa, la base patogénica radica en
la pérdida de neuronas en el plexo mioentérico del esfínter esofági-
co inferior, y en la degeneración de las células ganglionares que se
rodean de leucocitos especialmente de eosinófilos (Goldblum y cols.
1994, 1996). La pérdida de neuronas en la región del esfínter esofá-
gico inferior impide la relajación muscular, con aumento de presión
sobre el esfínter.

    La disfagia funcional es el síntoma más frecuente y está presente
en el 97% de los pacientes (Moreno y cols. 1988, Desa y cols. 1990).
Aparece al deglutir alimentos de diversa consistencia. Se puede lo-
grar el paso de los alimentos retenidos, extendiendo los hombros y
la cabeza hacia atrás, colocando los brazos detrás de la cabeza, rea-
lizando la maniobra de Valsalva, tragando repetidamente o ingirien-
do líquidos. Una amplia mayoría de pacientes sufren de regurgita-
ciones que a menudo se confuden con las del reflujo gastroesofágico,
que frecuentemente coexiste con la acalasia, pero el producto regur-
gitado no es ácido, ya que no procede del estómago. Es frecuente
que la regurgitación se produzca durante el sueño favoreciendo la
presentación de neumonía aspirativa, de absceso pulmonar y de
bronquitis crónica. La tercera parte de los casos experimentan dolor
torácico que suele irradiarse al cuello, hombros, brazos y espalda,
que lleva a limitar la ingesta. El lactato producido por la fermenta-
ción anaerobia de los alimentos irrita al esófago y causa pirosis.
Campos (1990) encontró en 27 pacientes con acalasia tratados en el
Hospital Calderón Guardia estos síntomas cuya proporción depende
de la antigüedad del proceso, de la observación detenida que se lleva
en los hospitales, etc.

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