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VOL. 71 (2), 387-427, 2005  LA TOXINA BOTULÍNICA COMO MEDICAMENTO

                            BLEFAROSPASMO

    Es el cierre involuntario de uno o de ambos párpados, por hipe-
ractividad de la placa motora de los músculos extrínsecos del ojo,
contrayéndolos durante unos minutos a varias horas, causando ptosis
palpebral. Se desencadena por una situación ansiosa o por el estímu-
lo de la luz solar, o por el contacto con los párpados; la contracción se
extiende a veces a los músculos de las mejillas y de las cejas. Fue atri-
buido a una alteración psíquica. En los casos graves, el paciente no
puede parpadear y tiene que abrirse los ojos con las manos para po-
der ver. Los primeros síntomas suelen aparecer a los 50 ó 60 años.

    En 1973 el oftalmólogo americano Alan Scott del Smith-Kettewell
Institut de San Francisco ideó usar la toxina botulínica como terapia
relajante en el blefarospasmo, basado en que debilitaba los músculos
oculares de primates al inyectar localmente cantidades ínfimas de
toxina botulínica intramuscularmente. La toxina es efectiva en el 80%
de los casos y es de elección en este proceso. Para el blefaro espasmo
unilateral se inyecta 0,05 a 0,1 ml (1 ml contiene 200 U) en varios
puntos de los orbicularis oculi pretarsal medio y lateral del párpado
superior y en el orbicularis oculi pretarsal lateral del párpado inferior
con un total de 1,25 a 2,5 U, hace mejorar mucho los síntomas en el
98 de los casos. Las inyecciones se repiten cada 3 meses, pudiendo
disminuirse la dosis o aumentarla hasta duplicarlas si la respuesta fue
insatisfactoria, sin exceder las 100 U cada tres meses. Rara vez puede
causar doble visión o sequedad ocular que desaparecen con el tiem-
po. Dosis superiores a las indicadas pueden presentarse efectos secun-
darios transitorios como la ptosis, hecho que se debe tener en cuenta
en posteriores administraciones inyectando menor cantidad de toxi-
na. La toxina A ha desplazado a la cirugía y a la farmacología que sólo
producían beneficios marginales y algunas veces acarreaban impor-
tantes efectos secundarios.

                                      ESTRABISMO

    En 1971, Alan Scott después de haberlo estudiado en monos,
trató el estrabismo inyectando la toxina botulínica en los músculos
extraoculares en mayores de12 años, 1,25 a 5 U con un volumen

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