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MANUEL DOMÍNGUEZ CARMONA AN. R. ACAD. NAC. FARM.
máximo de 0,15 ml por músculo. Luego aplicaron este tratamiento
Roggenkaemper en Dressler, Benecke en Alemania y Poewe y Auff
en Austria. Andériz y col. (1999), entre otros, prefieren la toxina a
la cirugía clásica para tratar la esotropía congénita. Scott en 1980 la
empleó con control EMG audible, con dosis de 2,5 U, 3,75 U y 5 U
según el ángulo de desviación, en una y en algunos casos dos apli-
caciones. El tratamiento mejora la mirada cruzada de los pacientes,
reduciendo la desviación horizontal media previa de 47,89 a la de
14,8, aunque puede ocasionar ptosis, hiper e hipotropías. Resultados
similares son obtenidos por Mc Neer y cols. (1994) y por Gómez de
Liaño y cols. (1996). Su utilidad parece mayor en la esotropía con-
génita en los 3 primeros años de vida, aunque la mayoría necesitó
tratamiento quirúrgico.
ESPASTICIDAD BRAQUIAL
No está autorizado explícitamente el empleo de la toxina en esta
distonía, que suele deberse a ictus. Es útil la inyección de 1.000 U de
toxina distribuidas en los flexores común profundo y superficial de los
dedos, en el cubital anterior, palmar mayor, y bíceps braquial, repi-
tiendo la pauta cada 4 meses pero no antes de los dos meses.
PIE EQUINO
En esta y en otras deformidades del pie causadas por parálisis
cerebral o por poliomielitis, las inyecciones locales de toxina debili-
tan a los músculos hiperactivos, disminuyen la espasticidad y me-
joran sensiblemente la marcha al menos durante tres 3 meses con
menos efectos adversos que las tablillas correctoras. La toxina no se
debe aplicar hasta pasados los dos años.
ACHALASIA O ACALASIA
Es la distonía debida a la contracción permanente de la muscu-
latura esofágica, generalmente del esfínter inferior, dificultando el
tránsito alimenticio hacia el estómago, sin relajarse en respuesta a
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