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JOSÉ ANTONIO CABEZAS FERNÁNDEZ DEL CAMPO  AN. R. ACAD. NAC. FARM.

    En 1997, Taubenberger et al. aplicaron con éxito las técnicas
de la transcriptasa inversa y la reacción en cadena de la polimera-
sa a muestras de tejido pulmonar que habían sido fijadas por el
formol y conservadas en bloques de parafina, en Washington, en un
hospital militar. «Nueve fragmentos de ARN vírico fueron secuencia-
dos de las regiones que codifican la hemaglutinina, la sialidasa, nu-
cleoproteínas, proteína matriz 1, y proteína matriz 2. Las secuencias
son congruentes con un nuevo virus de gripe H1N1 que pertenece al
subgrupo de cepas que infectan a humanos y cerdos, no al subgrupo
aviar» (23).

    Otros aspectos importantes se indican en este artículo: a) Que
la cepa H1N1 pudo proceder de un reservorio existente en aves
acuáticas salvajes, surgido antes de 1918. b) Que la secuencia de
la hemaglutinina aparece como estructuralmente relacionada con
las cepas primitivas de gripe de cerdo, corroborándose así datos
serológicos de los años 1930. c) «Los análisis filogenéticos de todos
los genes de los virus de la gripe apuntan firmemente hacia un
antepasado común para los linajes (humano y porcino) de virus
H1N1» (23).

    En febrero de 1999, los antes citados Taubenberger, Reid y Fan-
ning (en colaboración en este trabajo con Hultin, también ya men-
cionado) (24), confirmaron y ampliaron resultados anteriores. En
esta ocasión estudiaron muestras de dos procedencias: de un hospi-
tal militar de Washington, los tejidos pulmonares de dos varones,
uno de veintiún y otro de treinta años, ambos fallecidos a causa de
la gripe en septiembre de 1918; y de víctimas de dicha enfermedad
enterradas en una fosa de Brevig Mission (Alaska) y mantenidas en
tierra helada permanentemente («permafrost») desde 1918.

    Determinaron la secuencia completa del gen de la hemaglutinina
del virus de la gripe de 1918 y dedujeron que dicho gen, «aunque más
estrechamente relacionado con la secuencia de cepas aviares que el de
otros mamíferos, es de mamíferos y puede haber ido adaptándose a los
humanos antes de 1918» (25).

    De todos modos, igualmente en febrero de 1999, en opinión del
también prestigioso especialista norteamericano R. G. Webster (25),
y como comentario al trabajo de Taubenberger et al. (24), los secre-
tos sobre el origen y peculiaridades del virus de la gripe de 1918 aún

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