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VOL. 71 (1), 217-223, 2005 NECROLÓGICA DON PABLO SANZ PEDRERO
fue la de elaborar un libro de Fisicoquímica dirigido a los alumnos
de Farmacia y de Biología que cursan esta disciplina. Considerado
como una quimera para muchos, logró su objetivo, y en 1992 la
editorial Masson-Salvat publicó el libro «Físicoquímica para Farma-
cia y Biología», coordinado por el Profesor Sanz Pedrero, y en el que
participaron profesores de esta área de conocimiento. Es de reco-
nocer que en esta ingente labor contó con un escudero de lujo, el
Profesor Don Salvador Senent, vallisoletano como él, docente entre-
gado a la enseñanza de la Química Física, que se adhirió con tanto
entusiasmo al proyecto como si fuese original de él mismo. Este
hecho habla por sí sólo de la capacidad de liderazgo de Don Pablo
en el ámbito de la Fisicoquímica española.
No era amigo de homenajes; no le gustaban las bandas, ni las
cintas, ni los colgajos. Pero, ahora que no nos puede escuchar, a este
acto en su memoria no se puede oponer. Se trata de algo de obligado
cumplimiento, aunque sólo sea para reconocer públicamente sus
importantes aportaciones a la Universidad compostelana y, en mi
caso y en el de muchos otros compañeros, para testimoniar nuestro
agradecimiento por su interés, su apoyo, su esfuerzo y por todas
las atenciones personales recibidas a lo largo de su vida. Me queda
la pena de que en estos últimos años, debido a su enfermedad, no
fuese consciente de este justo reconocimiento de sus discípulos y de
que pudiese disfrutar del mismo. A los que como yo, nuestro futuro
se va encaminando hacia el pasado, nos gusta rememorar éste para
intentar conseguir un futuro mejor. Este acto de homenaje a Don
Pablo es, precisamente, un acto de auténtica justicia para alcanzar
ese futuro mejor.
Decía Camus: «lo difícil no es conseguir el éxito, lo difícil es
merecerlo». Don Pablo Sanz lo ha merecido con creces. Para ello, los
hados lo han llevado a Compostela a través de un largo y fructífero
peregrinaje que dejaron profundas huellas de su impronta en la ciu-
dad del Apóstol. Que el hijo del Trueno le guíe ante el Señor.
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