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JOSÉ MIÑONES TRILLO AN. R. ACAD. NAC. FARM.
intensidad, tono, timbre, decibelios, síntesis de Fourier, presbiacu-
sia, ultrasonidos, etc.
Se integra rápidamente en la vida social y en el ámbito universi-
tario de Compostela. Al tiempo que se hace socio del Aeroclub, prac-
ticando el tenis, primero, y el golf, después, y en donde es miembro
activo de la tertulia conocida coloquialmente como la del «Senado»,
en la que participan profesores universitarios, médicos y otras per-
sonas representativas de la sociedad compostelana, se dedica con
entusiasmo a su labor docente en la Facultad de Farmacia. Particu-
larmente quiero destacar su enorme preocupación por conseguir que
los alumnos disfrutasen de unas prácticas adecuadas a sus enseñan-
zas teóricas. No obstante, con los escasos medios económicos dispo-
nibles en aquella época, la adquisición de nuevos medios materiales
para estos menesteres era una auténtica utopía, por lo que la única
manera de confeccionar unas buenas prácticas consistía en agudizar
el ingenio para lograr de forma artesanal el equipamiento instru-
mental necesario. Yo admiraba en Don Pablo la habilidad que se
daba para fabricar un electrodo de calomelanos o para realizar el
montaje de una pila Daniell —con puente salino incluido—, o cómo
era capaz de transformar un termómetro roto en un estalagmómetro
para la medida de la tensión superficial. En fin, en él se hacía rea-
lidad la frase atribuida a Lavoisier de que el hombre de laboratorio
debe saber limar con una sierra y serrar con una lima, inculcando
esta idea a todos sus colaboradores.
Esta alusión al viejo laboratorio de Fonseca, en donde inició Don
Pablo las labores de su Cátedra, sirve de ilustración para resaltar la
mejora que supuso el cambio de la sede de la Facultad a las nuevas
instalaciones del Campus Sur, gracias a las gestiones de Don Pablo
que, por aquel entonces, ya era Decano de Farmacia. Había llegado
a Santiago seis años antes, había sido nombrado primer Director-
Comisario de la Escuela de Arquitectura de La Coruña y, tras unas
competidas elecciones con Don Rafael Cadórniga Carro como opo-
nente, había sido elegido Decano en mayo de 1971.
Todo ello en un período de tiempo relativamente corto y en una
Universidad en la que no se había formado. ¿Cómo era posible todo
esto? En parte, debido a la hospitalidad de los gallegos, de los que
con frecuencia se dice que no se sabe si «suben o bajan la escalera».
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