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HEBBE ISABEL CAMPERO CARRASCO                     AN. R. ACAD. NAC. FARM.

un evidente progreso en su indumentaria e ideas; lo era también
para su familia y su pueblo 3.

    En cuanto a la deontología médica se debe comenzar señalando
la Trilogía de la moral quechua, que regía desde el emperador hasta
el último súbdito:

Ama sua                        No seas ladrón
Ama llulla                     No seas mentiroso
Ama khella                     No seas flojo

cuya preservación era vigilada con extremo rigor.

    El Jucha Majchey Machucuna era el Tribunal Supremo encarga-
do de velar el cumplimiento de las leyes del Inca en materia médica.
Consejo de ancianos Kallawayas en el que cada ayllu tenía su re-
presentante, sus decisiones eran resueltas por mayoría de votos.
El Tribunal se reunía en un local donde se encontraba entroniza-
da la Jaiwacuna gallin, piedra sagrada, expresión de la verdad y del
derecho.

    Anualmente, los Kallawayas se reunían en Charazani ante el
Consejo de Ancianos e informaban de sus experiencias en la práctica
médica, de curaciones extraordinarias, fracasos, nuevas hierbas con
propiedades terapéuticas, de estas conferencias salían a luz nuevos
métodos curativos, nuevos conocimientos.

    Era obligación de los Kallawayas prestarse toda ayuda y coope-
ración en el viaje, facilitarse medicamentos, recursos de toda natu-
raleza, defensa y socorro.

    Otra norma era mantener contacto permanente entre ellos, dán-
dose noticias a través de una cadena especial de comunicaciones.

    El secreto profesional se refería a mantener en absoluta reser-
va la naturaleza de los medicamentos utilizados, en relación a los
profanos. En ese sentido manejaban los remedios, no en estado
natural, sino molidos o reducidos a polvo, recibiendo el nombre de
«rik’icho».

    3 LOZA BALSA, GREGORIO, «Enciclopedia...», op. cit., págs. 93, 94, 110, 112, 114.

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