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HEBBE ISABEL CAMPERO CARRASCO  AN. R. ACAD. NAC. FARM.

    «El médico o herbolario que ignora las virtudes de las hierbas o
que sabiendo las de algunas no procura saber las de todas, sabe poco
o nada.

    Conviénele trabajar hasta conocerlas todas, así las provechosas
como las dañosas para merecer el nombre que pretende» 2.

El Tahuantinsuyo

    Hacia 1450 los señoríos aymaras fueron conquistados por los
incas que venían desde el norte del lago Titicaca, de la región del
Cuzco. Este nuevo pueblo estuvo en nuestro territorio menos de cien
años, sin embargo, dejaron una importante herencia cultural.

    Una muestra es el idioma quechua hablado actualmente por más
de un millón de habitantes de Bolivia; otra, los restos arqueológicos
incaicos presentes en el altiplano y en los valles.

    El origen del incario, llamado Tahuantinsuyo, se pierde en la
leyenda. Los investigadores han calculado que se remonta al siglo XII
y que llegó a su pleno desarrollo en el siglo XV.

    La dualidad fue también la base de la organización inca. El Cuzco
estaba dividido en dos mitades: Hanan y Hurin. Asimismo, los Suyos
se hallaban divididos: a la parte de Hanan correspondía el Chincay-
suyo y el Collasuyo; mientras que la parte de Hurin estaba formada
por el Antisuyo y el Contisuyo.

    El Inca fue la máxima autoridad del Tahuantinsuyo, era conside-
rado «hijo del Sol» y recibía, por lo tanto, un culto especial. Tam-
bién el Inca se encontraba en la cúspide de la pirámide social.

    Las Panacas o familias reales formadas por los parientes del Inca
conformaban la élite de la sociedad cuzqueña.

    Los jefes de las etnias conquistadas conformaban una etnia local,
que mantenía cierto poder en sus regiones.

    La base de la sociedad estaba conformada por los Hatun runas e
integrada por artesanos, agricultores, pescadores y pastores. Entre

    2 GARCILAZO INCA, Comentarios reales. Libro 6.º Capítulo XXXVI.

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