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VOL. 70 (1), 147-179, 2004 INTERACCIONES MEDICAMENTOS-ALIMENTOS
dosis de fármaco eficaz, durante un tratamiento con sales de litio
(Mariné y col., 1993).
II.2.3. Interacciones farmacodinámicas
Estas interacciones producen cambios en la respuesta del pacien-
te a una combinación fármaco-nutriente, sin modificación en la
farmacocinética del medicamento o la biodisponibilidad del nutrien-
te (Lourenço, 2001). La interacción puede producirse en receptores
farmacológicos o por sinergias funcionales y por alteración en los
sistemas de transporte celulares. Pueden ser agonistas (cuando se
potencia la acción) o antagonistas (cuando se disminuye o inhibe la
acción). También, el estado nutricional ejerce una función significa-
tiva en la farmacodinamia de los medicamentos (Thomas, 1995).
Este tipo de interacciones es poco frecuente, ya que por su
propia naturaleza los medicamentos y los alimentos tienen destinos
y finalidades diferentes en el organismo. Sin embargo, existen al-
gunas interacciones relevantes muy frecuentes como es el caso de
la sal con los antihipertensivos, cuya ingesta conjunta produce un
aumento en la presión arterial sistólica y diastólica (Chrysant y col.,
2000).
Dentro del grupo de las interacciones fármaco-alimento de tipo
farmacodinámico, sin duda una de las más importantes es la que se
produce entre el alcohol (bebidas alcohólicas) y los fármacos que
actúan a nivel de estimulación o depresión del sistema nervioso
central (SNC). A continuación se describen algunas otras interaccio-
nes de este tipo:
— Regaliz y fármacos antihipertensivos y digitálicos. Un princi-
pio activo del regaliz, el ácido glicirretínico, es estructural y
químicamente similar a la aldosterona y a la desoxicortisona.
— Vitaminas K y anticoagulantes cumarínicos.
— La vitamina E en dosis elevadas (mayores de 400 UI) y los
ácidos grasos omega-3 contenidos en los aceites de pescado
pueden potenciar los efectos de los anticoagulantes, aumen-
tando el riesgo de sangrado. (Lourenço, 2001).
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