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VOL. 66, (1) 2000  NECROLOGÍA

agotado ya su cuarta edición – primera en 1958, segundo 1975, tercera
1979, cuarta 1991- y sus discípulos tenemos la obligación de continuar esa
obra. La quinta edición debe hacerse realidad en el 2002. El euro tiene que
estar en la obra de Vian.

        En la doctrina de la Química Industrial impulsada por mi maestro, la
producción de materiales análogos, idénticos o sustitutivos de los que ofrece
la Naturaleza y otros creados para proporcionar bienestar a la Humanidad –
que son signos de civilización- resultan del aprovechamiento integral de las
materias primas mediante procedimientos que proporcionan rendimientos
económicos óptimos, utilizando técnicas que respeten la calidad del medio
ambiente y garanticen la seguridad de los trabajadores y la salud de la
población.

        El planeamiento de sus enseñanzas puede presentarse desde dos
puntos de vista: el del aprovechamiento de las materias naturales y el de la
fabricación de productos de consumo. Es verdad que en un mercado libre
prima el producto y su competitividad, lo que exige conocer
exhaustivamente los procedimientos de fabricación y el diseño de los
sistemas, máquinas y aparatos que lo constituyen; pero, por otra parte,
también es cierto que en el mercadoglobalizado en que cada vez estamos
más inmersos, con empresas multinacionales y ampliamente diversificadas
en sus negocios, se necesita una visión integradora que proporciona la
Química Industrial ordenada en torno a las materias primas. Entiendo, por
todo esto, que la metodología didáctica de la Química Industrial de Vian
está vigente ya que presenta una visión interrelacionada de los
procedimientos de la Industria Química y de esta con las estructuras
económicas.

        Para dar trascendencia a su magisterio, después de un largo periodo
de preparación, síntesis y correcciones se editó la Introducción a la Química
Industrial en 1976. Ya está en su segunda edición, corregida y aumentada
por mi maestro en plena jubilación activa –valga la contradicción- en 1994,
cuando ya contaba 80 años; en esta dio entrada a 14 colaboradores.

        Tuve el atrevimiento de pedir a cada uno de los autores un recuerdo
en las páginas de su colaboración, D. Ángel escribió: “Al Prof. López
Mateos, mi querido Federico, leal heredero y continuador de esta tarea

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